Logo de Excélsior                                                        

La rifa del tigre

Opinión del experto nacional

Opinión del experto nacional

Por Azul Etcheverry* 

Analista

 

Esta semana hemos sido testigos de uno de los procesos electorales más complejos en la historia de Estados Unidos. Es importante contextualizar que estas elecciones, que, en buena parte, definirán el curso político de ese país y en buena medida el mundo, se han desarrollado bajo un panorama adverso como es el que presenta la pandemia por el covid-19 que ha dejado hasta el momento ha contagiado a más de diez millones de estadunidenses, de los cuales 235 mil, desafortunadamente, han fallecido, además de una crisis económica y social no vista hace casi como se tenía previsto, se trata de una jornada electoral cerrada, cuyos resultados preliminares dan la ventaja al candidato demócrata Joe Biden frente al presidente Trump. La tendencia nacional demostró, como de costumbre, que las principales ciudades con mayor concentración demográfica tanto de la costa este como la oeste conservaron la preferencia demócrata, mientras que las zonas centrales agrícolas refrendaron su vocación demócrata.

Hasta el momento, Biden aventaja con 264 votos del Colegio Electoral frente a los 214 del presidente Trump, esto significa que para que las aspiraciones presidenciales de reelección, los republicanos deben ganar los estados de Pensilvania, Georgia, Carolina del Norte y Nevada, mientras que Biden sólo requiere de seis votos más.

En ese sentido, si bien sabemos que Biden se perfila para ser el ganador de esta elección, no debemos pasar por desapercibido la postura intolerante y divisora de Trump, que sin tener fundamentos desestimó el proceso electoral para deslegitimizarlo en los estados cuyos resultados no le están favoreciendo, como lo son Pensilvania, Georgia, Nevada o Michigan. De hecho, la contienda está tan cerrada en algunos estados que se prevé el recuento de votos como en Georgia o Nevada.

El problema radica en que esa deslegitimación promovida por el presidente Trump está siendo adoptada por sus bases, las que han iniciado movimientos sociales a lo largo del país exigiendo la nulidad de la contienda, cuando se trata de una sociedad completamente dividida, que hace no mucho vivía escenas bochornosas de violencia en las calles por temas raciales.

Otro fenómeno que demostró el proceso electoral es el trumpismo, que no debe ser malinterpretado sólo como una anécdota política, sino como un verdadero sentir de un gran sector de la población que busca mantener el statu quo del “estilo de vida americano” más conservador y que, sorpresivamente, coincide con el sentir de los votantes latinos que en estados como Arizona y Florida favorecieron no sólo al presidente Trump, sino a sus representantes locales y federales.

Este sentir se vio reflejado en el Congreso, donde los republicanos están ganando escaños y en el Senado donde seguramente serán mayoría. Por si esto fuera poco, ahora también seis de los nueve jueces de la Suprema Corte son de tendencia conservadora.

El reto para el próximo presidente es inmenso, no sólo por las exigencias que implica gobernar a la nación más poderosa del mundo, sino por el talento que requerirá para unir las piezas de una nación profundamente dividida y asolada por una pandemia que pareciera no tener clemencia.

 

Comparte en Redes Sociales