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La acción más eficaz

Opinión del experto nacional

Opinión del experto nacional

Por Juan Carlos Chávez Fernández

La crisis ambiental es un efecto dominó generado por contaminantes que estamos echado a la atmósfera, principalmente a partir de la Segunda Guerra Mundial. La cadena de efectos dañinos inicia con el calentamiento global por el efecto invernadero. Atmósfera, tierra y océanos se calientan en exceso.

Al calentarse la tierra surgen incendios y sequías, que perturban agricultura, ganadería, vida humana, procesos industriales y ocasionan pérdida de biodiversidad y enfermedades.

Al calentarse, los océanos absorben más dióxido de carbono, se acidifican y pierden biodiversidad; hay huracanes, tifones y ciclones más fuertes, que ocasionan inundaciones y deslizamientos de tierra; los polos y glaciares se derriten, aumenta el nivel de los océanos y poblaciones enteras emigran.

El efecto dominó afecta la vida en particular. Nadie se salva. Es una circunstancia global de la cual sólo la humanidad saldrá con acciones globales, no individuales.

Los principales GEI, gases de efecto invernadero, son el vapor de agua (H2O), el dióxido de carbono (CO2), el óxido nitroso (N2O), el metano (CH4) y el ozono(O3). Se generan con las actividades industriales, ganaderas, agrícolas, de transporte, mineras, de generación de energía, de operación de edificios y viviendas y de disposición de residuos. Los países más desarrollados generan la mayoría de los GEI acumulados en la atmósfera, en un proceso dinámico que no cesa.

Las acciones de mitigación y corrección del calentamiento global varían según quien las pueda ejercer, pero todas ayudan en alguna medida. A nivel personal: adopción de nuevos hábitos, reducción de consumo y más consciente, reciclar, uso de renovables y votar por representantes con agenda ambiental. A nivel social: reforestación, limpieza ambiental, utilización de residuos y restauración de ecosistemas. Para empresas, centros financieros y de investigación: nuevas y limpias tecnologías industriales de producción y disposición de residuos, prácticas sustentables de agricultura y ganadería, electrificación de transporte o uso de combustibles limpios, mejora de eficiencia energética, captura y almacenamiento de carbono, nuevas fuentes de energía y formas de almacenamiento, geoingeniería y financiamiento con reglas sustentables y justas.

Para municipios, ciudades, estados y países: normatividad, incentivos, impuestos, subsidios, políticas públicas, comercio compensatorio y acuerdos entre países.

Hoy en día hay 40 simuladores climáticos que permiten identificar la eficacia de las acciones en función del incremento de la temperatura a lo largo del resto del siglo XXI. Sofisticados, unos más que otros, dan idea del efecto de nuestras acciones mitigadoras. Al simular diversas acciones reconocemos el efecto mínimo o marginal de algunas, dada la inercia de acumulación de GEI.

Según los simuladores, la acción más eficaz para conseguir no sobrepasar los dos grados centígrados es el impuesto al carbono. Es decir, un impuesto gubernamental que cada país impone a la generación de cada tonelada de CO2. Idealmente todos los GEI deben recibir un impuesto.

Reino Unido, Irlanda, Australia, Chile, Suecia y Canadá aplican impuestos de 15-65 dólares por tonelada.

No se trata del ETS, Emissions Trade System que está más extendido entre países. Cuando el impuesto al carbono es bajo obtiene apoyo de grandes emisores de carbono que lo incluyen en sus costos y siguen emitiendo.

Todos tenemos responsabilidad y oportunidad de apoyar la mitigación climática. En las manos de nuestros legisladores y dirigentes políticos está la llave maestra de aplicar la acción más eficaz para lograrlo.

La transparencia y control en su aplicación es esencial para mantener su eficacia. Los recursos obtenidos deben usarse para apoyar a los más afectados. Apoyemos a los dirigentes que garanticen voluntad política para lograrlo.

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