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Interrupción de la pobreza

Opinión del experto nacional

Opinión del experto nacional

Por Daniel Aceves Villagrán

Históricamente, cada crisis económica ha generado impactos que se traducen en la multiplicación de la pobreza extrema y moderada, la pandemia del covid-19 pasará a la historia de la humanidad como referente de morbilidad, mortalidad y de devastación económica, social y política a nivel global y local.

México lejos de ser la excepción tendrá la repercusión de la caída más grave del Producto Interno Bruto (PIB) en lo que se tenga memoria, generando millones de pérdidas de empleos directos, indirectos, formales e informales y en lo que respecta a los niveles de pobreza multidimensional el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), pronostica que entre 10 y 12 millones de personas se incorporarán a la pobreza como resultado de los efectos pandémicos que estamos viviendo.

En décadas anteriores de diversas zonas del planeta se tuvo que actuar para reducir la brecha de la desigualdad con base en dos pilares fundamentales: crecimiento económico con un uso intensivo de mano de obra e inversión en la salud y educación a la población de bajos recursos, entendiendo que la población vulnerable requería redes de protección social. En este contexto, las estrategias para la reducción de la pobreza tienen que considerar el fomento del crecimiento económico para abatir desigualdades y fallas institucionales, barreras sociales y vulnerabilidades personales.

Esto deriva en que debe de comprenderse que la pobreza es más que un problema de escasez de ingreso y de falta de salud y educación en la población. En nuestro país, los programas sociales son en parte una alternativa que requiere fortalecer el capital humano bajo conceptos de corresponsabilidad con los programas, en donde la participación social es fundamental, así como la utilización de indicadores de necesidades básicas insatisfechas para seleccionar las zonas rurales y, de ingresos y gastos para las zonas urbanas, siendo también determinante la focalización geográfica para generar las transferencias monetarias y en especie que serán requeridas en las condiciones en donde habrá en los próximos meses alrededor de un 68 por ciento de personas en pobreza, con lo que se ejercitará la necesidad de flujos de ingreso a estas familias, para amortiguar las consecuencias que surgirán por el desempleo y las enfermedades catastróficas.

En este sentido, el presupuesto es la expresión concreta de la prioridad asignada por un nación a la inversión temprana, interrumpir el ciclo intergeneracional de la pobreza requiere voluntad política y cooperación del gobierno, del sector privado y la sociedad por medio de ciudadanos activos y comprometidos, aun bajo medidas de austeridad es importante proteger el gasto en programas relevantes para la población vulnerable, como aquellos referentes a la generación de empleo y otros mecanismos de protección social anticíclicos para que esta franja de la población pueda hacer frente a los problemas económicos y sociales.

La población en pobreza extrema constituye el grupo más vulnerable a los problemas económicos y sociales, como las crisis económicas, los desastres naturales, el desempleo, la violencia y la carencia de salud, la desigualdad social limita este sector para la obtención de empleos, que a su vez son no calificados y mal remunerados, disminuyendo su capacidad de ahorro y acumulación de activos, colocados entonces en la peor posición para encarar una crisis.

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