Logo de Excélsior                                                        

EU, más allá de los comicios

Opinión del experto nacional

Opinión del experto nacional

Por Luis Maldonado Venegas*

En las primeras horas de la madrugada del miércoles 9 de noviembre de 2016, los noticieros más importantes de Estados Unidos descorrieron el velo de la incertidumbre: los estados de Pennsylvania y Wisconsin, donde la demócrata Hillary Clinton aventajaba en las encuestas a su adversario republicano, aportaron los últimos 30 votos electorales que convirtieron a Donald Trump en el presidente número 45 del vecino país.

Y no sólo eso. El rubio neoyorquino, que el mes de junio anterior a los comicios había cumplido 70 años de edad, llegaría a la Casa Blanca con “carro completo”: los candidatos del Partido Republicano lograron el control del Congreso estadunidense, esto es, de la Cámara de Representantes y del Senado.

Dos años después, el pasado martes 6 de noviembre, los ciudadanos norteamericanos acudieron a votar en las elecciones intermedias y rompieron el monopolio republicano en el Congreso. Permitieron a los demócratas recuperar la mayoría en la Cámara de Representantes, en tanto que los republicanos se mantuvieron en el Senado. Y algo más que algunos medios han llamado “suceso histórico”: los resultados empoderaron a mujeres de origen latino, a musulmanas e indígenas.

Trump intentó minimizar en una conferencia de prensa, sin éxito, el avance demócrata y el nuevo escenario político-electoral. Lo cierto es que las cosas han cambiado para el mandatario estadunidense, quien planea reelegirse por otros cuatro años en los comicios presidenciales de 2020. Y es que los demócratas, con el control de la Cámara de Representantes, podrán dificultar (para decirlo suavemente) las intenciones del Presidente sobre temas como el presupuesto federal, las políticas sociales y migratorias, sobre los cuales el Presidente de los Estados Unidos quería pista despejada para avanzar. Pero ahí quedaron, imborrables, los discursos de Trump en la reciente campaña a favor de los republicanos, en los que acusó al Partido Demócrata de propiciar el ingreso de migrantes ilegales a Estados Unidos… para que votaran por los rivales políticos de la Casa Blanca.

Democráticamente, el Capitolio paso del poder hegemónico al saludable equilibrio de poderes, con mayor presencia de mujeres y más diversidad racial. En un despacho informativo desde Nueva York, la agencia italiana de noticias ANSA comentó el 7 de noviembre: “El presidente Donald Trump tendrá por delante dos años con un panorama totalmente diferente en cuanto al equilibrio de poder”. En tanto, la triunfante y popular demócrata Nancy Pelosi señaló: “Este día va más allá de demócratas y republicanos. Se trata de restaurar los controles de la Constitución sobre el gobierno de Trump”.

Aparte, los resultados electorales no del todo favorables para Trump, el esperado forcejeo entre republicanos y demócratas no es nada alentador para Trump. En su ruta hacia la reelección, el Presidente tiene ante sí retos que ahora atañen a la “inconveniente” mayoría demócrata en la Cámara de Representantes. El Centro de Investigaciones Pew, con sede en Washington D. C., publicó recientemente datos duros (de numerosas fuentes acreditadas), que ponen en entredicho la pujanza económica y social del país que se presume como el más poderoso del mundo.

En muy apretado resumen: dos tercios de los ciudadanos estadunidenses de bajos ingresos afirman que “los pobres tienen una vida difícil porque los beneficios sociales no son suficientes para ayudarles a vivir una vida decente”; los indicadores de bienestar de las familias afroestadounidenses son inferiores a los de las familias blancas; el Programa de la ONU sobre Desarrollo Humano (PNUD) indica que la esperanza de vida de los estadunidenses es de 79,2 años, dato que lo ubica en el puesto número 40 del mundo, por debajo de países latinos como Chile, Costa Rica y Cuba, en tanto que la esperanza vital de afroestadounidenses sin educación superior equivale a la de los ciudadanos de Pakistán, Bután y Mongolia; datos del PNUD señalan que la mortalidad infantil en EU es mayor a las de Cuba, Bosnia, Herzegovina y Croacia, pero si se trata de niños afroamericanos es similar a la de Togo y la de isla de Granada; un estudio de Unicef publicado en 2012, que comparó la situación de los niños en 35 países con economías avanzadas, reveló que Estados Unidos aparecía en el penúltimo lugar, solo por delante de Rumania; desde principios del siglo XXI, la tasa de mortalidad materna en E.U. pasó de 17.5 decesos por cada mil nacimientos en el 2000 a 26.5 en 2015, de acuerdo con una investigación publicada por la revista The Lancet en enero de 2017.

No podemos soslayar que el gobierno de Donald Trump ha sido señalado, entre muchas otras cosas, por sus posiciones de tintes racistas, antimigratorias y aun misóginas. ¿Reelección en 2020? La ciudadanía decidirá.

* Presidente de la Academia Nacional de Historia y Geografía

Comparte en Redes Sociales