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En defensa de la UNAM

Opinión del experto nacional

Opinión del experto nacional

Por Rubén Rocha Moya*

Los recientes sucesos en la Universidad Nacional Autónoma de México son más que preocupantes: requieren de urgente solución. Desde hace años la agresión se presenta con pasmosa reincidencia y ahora se intensifica.

La causa de las mujeres que son objeto de abuso es legítima y digna de ser atendida. La mayoría de los universitarios sostiene y apoya sus protestas. Es ésa una actitud honorable, la de quienes le dan uso político no lo es. La conducta de estos no refleja empatía ni solidaridad con la causa de las mujeres. Es sólo un pretexto más para justificar sus desmanes.

Así como nada echa a perder tanto un buen argumento como exagerarlo, nada daña más una buena causa, ésta en específico, como cuando el lugar de las víctimas de abuso es usurpado por grupos de origen oscuro y sin rostro, cuyo propósito es desestabilizar la Universidad Nacional Autónoma de México. Por eso imponen la fuerza, la intimidación y el monólogo y desdeñan el diálogo.

Desde luego que es preciso atender con el diálogo las justas exigencias de los universitarios. Es necesario esclarecer con la investigación transparente los casos de acoso que se denuncien por las alumnas víctimas.

La Universidad Nacional Autónoma de México, surgida como proyecto liberal de las mentes mexicanas más preclaras, en poco más de un centenar de años logró consolidarse como la institución de educación superior más acreditada, no sólo de nuestro país, sino, incluso, de América Latina.

Esta solvencia académica, científica y cultural fue posible, en buena medida, gracias al influjo del movimiento autonomista que permitió al alma mater de los mexicanos alcanzar su autonomía en 1929.

La autonomía surge para ejercer y preservar la libertad de cátedra, la investigación y el autogobierno responsable y transparente. Su ejercicio ha hecho posible la formación de innumerables profesionistas y mexicanos ilustres, entre los que se cuentan Mario Molina, Octavio Paz y Alfonso García Robles, los tres premios Nobel que ha recibido México.

Su grandeza no sólo se limita a la calidad y cantidad de sus servicios. La Unesco distinguió Ciudad Universitaria como Patrimonio Cultural de la Humanidad por su valor arquitectónico y que hoy, lamentablemente, se ha visto dañado por protestas, las cuales, debiéndose dirimir mediante el diálogo civilizado, han optado por la violencia.

Por ello, agredir a la UNAM, desde dentro o desde fuera, es atentar contra la “esencia espiritual y libérrima” de nuestra nación, como lo dijo el mismo José Vasconcelos al explicar el lema “Por mi raza hablará el espíritu”, que revela la vocación humanista de la universidad y el espíritu libertario del pueblo de México.

La violación a la autonomía de la UNAM, y de cualquier otra institución de educación superior, resulta inadmisible y, por ello, reprobable. El Congreso de la Unión, en su muy presente labor legislativa en torno a la nueva Reforma Educativa, ratificó, con toda determinación, la constitucionalidad de la autonomía de la universidad pública mexicana. Y no sólo eso, también declaró a la educación superior pública como gratuita, obligatoria y universal, lo que es un hito en la historia de la educación mexicana.

Los actos violentos que hoy alteran el funcionamiento normal de la UNAM son una clara acción violatoria de su autonomía y deben cesar de inmediato para generar un ambiente propicio al diálogo, en donde se resuelvan las diferencias. La universidad –decía Octavio Paz– no es una barricada donde se golpea, sino el lugar donde se discute. En la diversidad, es el diálogo, no el monólogo, lo que nos aproxima al acuerdo.

La universidad –añadía el poeta– representa el saber, preserva la memoria, la continuidad de la cultura, la reflexión sobre el porvenir; influye en el desarrollo económico como generadora de profesionales técnicos y científicos; produce y legitima ciertos valores. Pero también es un espacio de discusión y crítica, de pluralismo ideológico y de libertad de cátedra.

Es ésa la universidad que todos los mexicanos debemos defender.

                *Senador por Morena

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