Logo de Excélsior                                                        

El rastro del dinero conduce a un callejón

Opinión del experto nacional

Opinión del experto nacional

Por Fernando Islas

En todos lados se cuecen habas, lo que no es novedad alguna. Pero iniciemos con un ejemplo. En Perú, la legisladora Rosa Bartra, de Fuerza Popular (partido fundado en 2010 por Keiko Fujimori), sugirió anteayer que se busca producir una “cortina de humo” con el caso Odebrecht para beneficiar al gobierno del presidente Martín Vizcarra. Bartra lanzó la acusación, por supuesto, en su cuenta de Twitter, según registró la prensa limeña: “Una vez más, fiscalía actuando en pared con Odebrecht y el Ejecutivo generando inestabilidad política. ¿Distracción? ¿Cortina de humo? No nos dejemos engañar. El pueblo debe saber dónde está realmente la corrupción. ¿El teatro de Vizcarra y socios lo paga Odebrecht?”.

Es casi seguro que cuando usted escucha o lee Odebrecht se le viene a la mente la palabra corrupción. No hay de otra. Al nombre del gigante brasileño de la construcción se le asocia a una maquinaria de la que salió el mayor escándalo político y financiero de Latinoamérica. Gobernantes, funcionarios, empresarios y abogados de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Chile, Ecuador, Perú y Uruguay tienen su expediente judicial por recibir millonarios sobornos. En Perú, sigamos con el ejemplo, Keiko Fujimori ahora mismo se encuentra en prisión preventiva hasta octubre de 2021, en tanto se desarrollan las investigaciones por lavado de dinero proveniente de Odebrecht para su campaña presidencial de 2011.

Si usted no ha visto El mecanismo, serie de televisión brasileña disponible en Netflix, le recomiendo que lo haga, y si ya lo hizo, coincidirá en que merece la pena prolongar la trama hacia los otros países involucrados, incluyendo a México, cuyo principal representante es el exdirector de Pemex, Emilio Lozoya, quien señala que nunca recibió dinero de empresas o de personas y que sus negocios e inversiones son legales, por lo que se trata de “un ataque político cobarde y sin fundamentos”. Y sí, adivinó: en su día, Keiko declaró algo semejante. Se diría que la corrupción se mueve en Latinoamérica como un caldo natural que la nutre y la revela.

El mecanismo gira en torno a las pesquisas de la operación Lava Jato (Lavado de autos) que descubrió la relación entre Petrobras (el Pemex brasileño) y Odebrecht, firma ganadora de jugosísimos contratos de licitación por el continente y cuyos tentáculos de corrupción alcanzaron a un puñado de políticos de Brasil, incluido al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, preso desde hace poco más de un año precisamente acusado de recibir un departamento de la citada constructora. En todo caso, Lula y su defensa han respondido ante la ley de su país, y el exdirector de Petróleos Mexicanos, no obstante de permanecer prófugo, y su abogado, Javier Coello Trejo, lo han hecho con el suyo.

Lozoya fue el primer mando superior de la administración del presidente Enrique Peña Nieto en ser citado a rendir cuentas ante la justicia. Esta semana abrió con la nueva de que Rosario Robles ha sido investigada por la Fiscalía General de la República (FGR) por ejercicio indebido del servicio público durante su gestión al frente de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) y la de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu). El caso de Robles trajo de inmediato a la memoria la llamada “estafa maestra”, una investigación periodística del portal Animal Político y de Mexicanos Contra la Corrupción, y que además dio título a un libro sobre el asunto, pero cuyo expediente judicial no tuvo mayor alcance durante el sexenio anterior, pero ahora –se nos recuerda– hubo un gran desvío de fondos públicos, varios millones de pesos a través de convenios con universidades y demás centros educativos.

Hay, desde luego, similitudes con la “estafa maestra” y Odebrecht: ambas operaron en la administración anterior. Como dijo el propio Coello Trejo, en referencia a las acusaciones en contra de su cliente, no se movía una hoja sin instrucciones del presidente Peña Nieto.

Los problemas de Lozoya y Robles con la justicia parten de un principio elemental: “Follow the money”, frase que se hizo popular gracias a la película Todos los hombres del presidente, de 1976, sobre el caso Watergate, en Washington, escándalo que obligó a dimitir al presidente Richard Nixon.

Sin arruinarle la historia, en El mecanismo, los agentes siguen el dinero, cosa que en México realiza, entre otras autoridades, la Auditoría Superior de la Federación, aunque en ocasiones ese seguimiento nos lleva a callejones sin salida.

Comparte en Redes Sociales