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Del presupuesto neoliberal al presupuesto de la 4T

Opinión del experto nacional

Opinión del experto nacional

Por Fadlala Akabani

El Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) es el documento que condensa el gasto público de todas las entidades gubernamentales en el país, no sólo el gobierno federal, sino de estados y municipios, así como de organismos autónomos y el pago de deuda. El PEF determina las condiciones para el uso y la evaluación de los recursos públicos en un año, es atribución del Ejecutivo y lo presenta la Secretaría de Hacienda a la Cámara de Diputados para ser discutido y, en su caso, ser aprobado, a más tardar el 15 de noviembre.

En la primer etapa de los 30 años de neoliberalismo, durante los sexenios de Carlos Salinas de Gortari (1988-1994) y Ernesto Zedillo (1994-2000), la discusión del presupuesto pasó de ser un mero trámite a tener los primeros visos de discusión con irrupción de partidos a la izquierda y derecha del PRI.

La llegada de Vicente Fox a la presidencia (2000-2006) acabó con la hegemonía del PRI en el Congreso, sin embargo, al no haber mayoría parlamentaria definida se abrió la puerta para la negociación política en la aprobación del presupuesto. Esta costumbre, desafortunadamente, devino en clientelismo y corrupción hacia el sexenio de Felipe Calderón (2006-2012), donde los moches que recibían diputados por la negociación de recursos para estados o sectores se volvieron norma.

En 2007, el PEF fue de 3 billones 676 mil millones de pesos, 17% más que el primer año del foxismo y de 4 billones 744 mil millones de pesos para 2012; promediando 4 billones 317 mil millones de pesos en los seis años de administración, un 33.3% más de gasto para el sexenio espurio. El uso político del reparto de recursos se profundizó en el sexenio de Peña Nieto (2012-2018), sin embargo, a diferencia del modelo de corrupción calderonista, donde imperó una lógica de compra de legitimidad vía el presupuesto, el peñismo usó los recursos públicos como moneda de cambio para la aprobación de las reformas que llamó estructurales.

A su vez, el primer año de presupuesto peñista (2013) fue de 4 billones 987 mil millones de pesos, un 35.6% más con respecto al 2007 y de 5 billones 279 mil millones de pesos para 2018; promediando 5 billones 269 mil millones de pesos en seis años de gobierno, un crecimiento del 22% respecto al sexenio anterior.

A pesar de haber contado con ingresos petroleros excedentes superiores a los 9 billones de pesos en el periodo 2006-2012, el incremento en el gasto gubernamental fue financiado a partir de deuda pública, misma que aumentó un 69.6%, pasando de 1 billón 985 mil millones de pesos en 2006 a 5 billones 352 mil millones de pesos en 2012.

Como no podía ser de otra forma, en el sexenio 2012-2018, la deuda pública sufrió un incremento vertiginoso, pasando de 5 billones 943 mil millones de pesos en 2013 a la increíble cifra de 10 billones 870 mil millones de pesos en 2018, el 45% del PIB ese año.

A pesar del ejercicio histórico de recursos públicos de 2006 a 2018, México no concretó proyectos estratégicos como la construcción de la refinería prometida por Calderón en Hidalgo, en la que se erogaron más de 9000 millones de pesos, de los que sólo queda una barda. Esos recursos no sirvieron para combatir la pobreza, por el contrario, el desastre provocado por las políticas neoliberales en México muestran que antes del inicio del gobierno de Calderón nuestro país se encontraba en la media latinoamericana de población en condición de pobreza (35.8%), pero en 2012 superó por 15.7% a la media en la región. Si bien Peña logró una reducción marginal de este índice, el número efectivo de pobres creció, dejando a 52.3 millones de mexicanos en esta condición.

Para 2021, el tercer PEF de la Cuarta Transformación contempla el ejercicio de 6 billones 295 mil millones de pesos, apenas un 0.3% menor que el presupuesto de 2020 bajo un contexto de crisis económica mundial. El presupuesto cuenta con tres prioridades, salud, seguridad pública e inversión en proyectos que detonen la recuperación económica; es decir, las grandes obras de infraestructura programadas por el presidente de México, López Obrador. Una crítica que revela la nula disposición de la minoría derrotada por constituirse como oposición seria, fue la que suscitó la falta de etiquetado de recursos en el PEF 2021 para la compra de vacunas contra el covid-19. Tanto el plan como los recursos para asegurar que el acceso a la vacunación en nuestro país sea universal, gratuito y voluntario, están asegurados desde el 2020 con 34 mil millones de pesos, monto al que ascienden los convenios firmados por las diferentes farmacéuticas con el gobierno de México.

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