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Creer o no creer

Opinión del experto nacional

Opinión del experto nacional

Por Luis Maldonado Venegas*

 

Cuando se publiquen estas líneas en las páginas de Excélsior será Viernes Santo (19 de abril de 2019), una de las fechas más importantes para la cristiandad, católicos y protestantes, principalmente, que recuerdan la inmolación de Cristo en la cruz, según crónicas del Nuevo Testamento.

Sin embargo, en el planeta que compartimos siete mil 500 millones de seres humanos hay otras religiones, otros credos y (llamémoslas así) convicciones.

Veamos el caso de México: hay registradas seis mil 484 asociaciones religiosas divididas de la siguiente manera: dos mil 969 son católicas; mil 580 bautistas; 67 presbiterianas; seis metodistas; 53 espiritualistas; 24 ortodoxas; 14 adventistas; nueve luteranas; nueve judías; ocho budistas; cinco de la Luz del Mundo; cuatro científicas cristianas; tres hinduistas; dos de los Testigos de Jehová; dos islámicas; una anglicana; una mormona y una del Ejército de Salvación.

Con la información anterior, queda claro que no todas las religiones celebran la Semana Santa o Semana Mayor, pues no todas son cristianas.

Pero vale la pena en estos días reflexionar: ¿qué aportan a la humanidad las religiones, cristianas o no, los libres pensadores, los ateos y la ética y la moral que predican? Porque el hecho aceptado es que estos elementos, moral y ética, son los que definitivamente influyen e inclusive rigen el comportamiento del ser humano. Mucho aportan, en otras palabras.

Respetemos el principio de que creer o no creer es el derecho a la libertad de conciencia, pero es pertinente señalar que el dogma de la Creación ha estado y estará siempre en el centro de debate entre la ciencia y la fe, por una cuestión fundamental: el origen del universo.

Hay en este punto un dilema científico: ¿Surgió el universo por una explosión instantánea y desde entonces está en evolución o nos hallamos en un universo que se expande y se contrae infinitamente?

Hace siglos que teólogos, filósofos, físicos e investigadores (Platón, Aristóteles, San Agustín, Santo Tomás de Aquino, Descartes, Engels, Hegel, Kant y muchos más) han vertido sus opiniones con los fundamentos que consideran concurrentes, sobre una a cuestión cuya respuesta sigue inaccesible hasta nuestros días.

Incluyo un punto de vista más moderado del francés Leprince-Ringuet: “En sus reflexiones sobre nuestra condición, cada uno decide como hombre y no como científico”.

Pero, diría el francés Louis Leprince-Ringuet, “me encuentro en un terreno filosófico-religioso, no ya sobre un terreno científico. Y debo tener el valor de aceptar la responsabilidad de mi respuesta, sea de ateo, sea de creyente”.

Me quedo con estas bellas líneas del escritor y poeta checo-austriaco en lengua alemana Rainer María Rilke (Praga, Checoslovaquia, 1875 - Valmont, Suiza, 1926):

“Compartirlo todo entre dos seres es imposible y cada vez que se pudiera creer que tal participación se ha realizado, se trata de un acuerdo que frustra a una de las partes, o incluso a los dos ante la posibilidad de desarrollarse plenamente.

“Pero cuando se tiene conciencia de la distancia infinita que habrá siempre entre dos seres humanos, cualesquiera que sean, se hace posible una vida maravillosa juntos:

“Entonces, tendrán los dos que hacerse capaces de amar esta distancia que les separa, y gracias a la cual cada uno de los dos percibe al otro entero, recortado sobre el cielo”.

 

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