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Bienvenido el debate político

Opinión del experto nacional

Opinión del experto nacional

 

Por Roberto Albores Guillén

La democracia es un ejercicio de libertad, la única forma de fortalecerla es ejercerla. No existen cursos por correo, ni presentaciones en línea. La batalla está en el quehacer diario, en las calles, en la plaza pública, en los medios, en la escuela y en las redes sociales. Todos debemos participar, todos podemos y tenemos algo que opinar. Lo hagamos. Es un compromiso ciudadano. La política no es exclusiva para los políticos. Es un asunto de toda la gente. México es nuestra casa, nuestro hogar, sería una irresponsabilidad dejar en otras manos nuestro destino.

Bienvenido el debate político em torno a los grandes problemas que aquejan a la República, hay que tomar la palabra al Presidente, que en forma reiterada en las mañaneras y en todos los foros públicos ha convocado al debate público. Es una oportunidad de establecer el diálogo para bien de la República, es el momento para que las oposiciones, sin temor, suspicacia, miedos o sentido de culpa, levanten la voz para decir su verdad, abonar, esclarecer, aclarar y proponer visiones de lo que quieren para la vida nacional.

El país está en problemas, sobran las causas y temas por discutir, que son atractivos para la opinión pública, pero en esencia se convierten en distractores políticos. No es tiempo de perder energía en discusiones menores, está en peligro la vida de seres humanos y otra lápida, pesada pende sobre nuestros hombros y agobia nuestro camino: el desempleo masivo de miles de millones de compatriotas. La salud y la economía son los dos grandes problemas nacionales que hay que resolver, son los dos grandes asuntos que nos comprometen. No hay excusa ni pretexto, no podemos fallar, evitemos que la voz de nuestros muertos la recobren los vivos agraviados y su reclamo se convierta en violento y destructor.

La crisis sanitaria y económica es un asunto de Estado. El gobierno no debe afrontar solo este problema, sería suicida, y además injusto cargar en soledad el peso de la muerte; se debe hacer acompañar de todos los componentes de la sociedad mexicana: partidos políticos, iniciativa privada, intelectuales, periodistas, organizaciones, gobernadores, presidentes municipales, organismos religiosos, todas y todos deben sumarse a esta gran exigencia nacional.

Por el país, las circunstancias exigen unidad total para afrontar esta doble calamidad. La crisis no está controlada. Ni la sanitaria ni la parálisis económica, sería un error bajar la guardia, engañarnos a nosotros mismos. Es mejor prevenir que lamentar. Es posible, dicen los conocedores del tema, por las experiencias de otros países que puedan aparecer rebrotes, inclusive más lesivos y destructivos para la vida. Insistimos en que deben multiplicarse los recursos para combatir con éxito la pandemia.

El otro gran tema es la crisis económica. El gobierno es el responsable de la conducción económica del país. Ha anunciado todas las medidas y recursos que está destinando para reactivar la economía, sin embargo, sería conveniente la suma del esfuerzo, del trabajo de las organizaciones empresariales del país. Debe ser un programa adicional que lidere el propio Ejecutivo y que enriquezca la batería de acciones para reactivar y sacar de la postración a la economía mexicana.

Es el momento de avanzar en esta propuesta. El Banco Interamericano de Desarrollo, por algunas informaciones que los empresarios dieron a conocer a los medios de comunicación, estaría dispuesto a participar en el rescate económico. El gobierno, sin ser aval, ni incurrir en créditos, debe encabezar la propuesta para que esta institución financiera internacional realice un programa similar al plan Marshall para la reconstrucción de la economía. Por distintas razones no se ha avanzado en este propósito, el Senado de la República debe ser un instrumento mediador e interlocutor eficaz de la iniciativa privada con el presidente López Obrador para concretar este programa.

Ésta es la propuesta y el sentido del debate político. No hay tregua. Cada quien en la defensa de sus trincheras ideológicas y creencias políticas, pero para la solución de la crisis sanitaria y económica, unidad de todos con el gobierno para superar estas dos calamidades.

 

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