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El Ejército bajo el mando de la Guardia Nacional

Miguel Ángel Godínez García

Miguel Ángel Godínez García

Alto mando

No es suficiente ordenar al Ejército salir a las calles a resolver la incapacidad del secretario Durazo, hace falta tener órdenes precisas de acción y para ello hace más falta darle al Ejército el mando de la GN.

Para quienes conocemos de jerarquías militares entre jefes y oficiales, sería risorio creer que el secretario de la Defensa está bajo la subordinación del general al mando de la GN, esto no sucede ni sucederá nunca, aunque lo ordenara el Presidente.

El mismo general Rodríguez Bucio no se atrevería a ver como igual al general secretario porque en el Ejército con relación al grado no son iguales. Mucho menos esperaríamos que un secretario de la Defensa se subordinara a un civil que no sea el Presidente. Esto es lo que debería considerar López Obrador para empezar a ver resultados en Seguridad Pública y Nacional.

Esto es lo que hace falta para que el Ejército en su totalidad empiece a desplegarse con facultades y libertad, pero con apego a derechos humanos para combatir lo que, de seguir en aumento, cancelará todo proyecto de esta administración.

El Ejército sabe cómo hacerlo, está cansado de mostrar lealtad en todos los sentidos para ganarse la facultad de comandar lo que un civil no ha podido lograr. La conformación de la GN se dio con el reclutamiento precipitado de civiles, que, por más filtros para su afiliación, no son elementos suficientemente entrenados para actuar en casos de crisis, como sucedió en el secuestro de personal médico que se encontraba hospedado en un hotel de la colonia Tacubaya, en donde se sometió a un GN para ser el operador de la extorsión a las familias de los afectados.

Es necesario y urgente que el Presidente defina con claridad los canales de mando, pues esta mescolanza que hace sólo generará confusión y limitará al Ejército en sus funciones.

La pandemia sigue desafiando los ilusos deseos del Presidente de domarla. Los hospitales y funerarias, así como las estadísticas en el aumento alarmante de contagios y defunciones no dan tregua. Las declaraciones totalmente confusas e incongruentes de López-Gatell en su intento por esconder el número real del caos que inicia en todo el país y su anuncio de que estamos a tan sólo 11 días de finalizar la Jornada de Sana Distancia, cuando realmente entramos al momento más crítico, nos confunde a todos y con ello ocasionara un escalada mayor del virus.

Los incrementos diarios de casos positivos y defunciones en este momento son resultado de una sana distancia voluntaria en las semanas anteriores al aumento de movilidad, que inició el pasado 18 de mayo, por lo que se espera que entremos a un punto más negativo en los próximos 10 días.

Los ciudadanos no sabemos qué trata de comunicar la autoridad con el fin de la Jornada de Sana Distancia, en qué se diferencia del aislamiento social, porque, lo que interpretamos haciendo un gran esfuerzo, es que lo que terminará será el aislamiento social y seguiremos en nuestras actividades diarias con el programa de Sana Distancia, ya que los protocolos de reapertura apuntan a esta característica hoy llamada nueva normalidad.


 DE IMAGINARIA

El hospital Militar Regional en Ensenada fue declarado covid-19 y la preocupación e inconformidad de los médicos se ha dejado sentir al recibir 20 ventiladores de características deplorables y de origen chino. Ventiladores que podrían determinarse como desechables, ya que los implementos de intubación para el paciente son prácticamente para usar y tirar y no cuentan con insumos de repuesto. Entre la falta de equipo de protección para los médicos en todas las instituciones y la falta de material para salvar vidas el covid-19 es la peor pesadilla de salud en México.

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