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Imperó la razón

Martín Espinosa

Martín Espinosa

Por fortuna, privó la sensatez entre algunos de los integrantes de la Comisión de Estudios Legislativos Segunda del Senado de la República, que hace unas horas fueron notificados de la suspensión de una reunión a la que habían sido convocados para ayer martes con la finalidad de definir la aprobación del dictamen que promueve el impresentable Napoleón Gómez Urrutia en materia de tercerización laboral, conocido comúnmente como outsourcing. Dicho documento pretendía dejar de lado las propuestas que los senadores habían acordado con empresarios, representantes sindicales y funcionarios del gobierno federal en la Mesa de Alto Nivel que se instaló con anterioridad en la Cámara alta.

Sin embargo, no hay que “cantar victoria”. Y es que el objetivo de Napoleón es “matar el outsourcing” en tiempos de coronavirus y, con él, millones de empleos, para llevar “agua a su molino” y quedarse, él sí, con el monopolio de la llamada “subcontratación”, obvio, a su manera.

Apenas el pasado lunes 23 de marzo, en plena contingencia sanitaria y cuando ya varios gobernadores habían decretado un “paro de labores” en amplios sectores económicos del país y, en algunos casos, detener totalmente actividades, Napoleón Gómez Urrutia planeaba asestar un golpe brutal al empleo, dando el pretexto ideal para que millones de mexicanos terminen sin un trabajo formal.

Los propios legisladores han hecho un análisis del documento entregado en días pasados a la Comisión y han confirmado que no consigna los acuerdos establecidos en la mesa interinstitucional.

“Es muy preocupante que se haya enviado un dictamen que no respeta la palabra dada en las reuniones de trabajo. Se trata de un retroceso frente a lo que se había logrado construir”, advirtió Kenia López, senadora de la bancada blanquiazul.

Como seguramente recuerda, estimado lector, en los últimos meses se acordó una serie de modificaciones a las disposiciones legales que regulan la subcontratación, escuchando propuestas del sector empresarial, representantes de los trabajadores, académicos, autoridades y legisladores, que, en conjunto, llegaron a un consenso sobre las mejores prácticas para regular a quienes emplean estos esquemas. Pues bien, todos estos acuerdos poco le importaron al senador Gómez Urrutia, pues había convocado para ayer a una “reunión exprés” para aprobar su iniciativa, la que mata —sin decirlo expresamente— a las empresas dedicadas a la tercerización.

En su propuesta —distinta de la que se había consensuado— destacan las siguientes características que imposibilitan que alguien recurra a la subcontratación laboral:

- No pueden subcontratarse servicios relacionados con la actividad principal de la empresa, lo cual actualmente ocurre por necesidades operativas.

- Propone que la subcontratación sea sólo temporal, lo cual promovería los cambios de una empresa a otra que tanto se han criticado.

- Cualquier subcontratación que genere beneficios fiscales puede considerarse simulada y, por tanto, delictiva.

- Prácticamente, prohíbe el insourcing, lo cual rompería con estructuras que han operado durante años.

- Promueve ampliar el número de revisiones de la Secretaría del Trabajo, particularmente las que operan a denuncia expresa de los trabajadores.

De aprobarse en esos términos, muchos empleos que actualmente existen y cumplen con la ley vigente se verían en riesgo de desaparecer con un pretexto ideal, en un momento en que se requiere de la solidaridad entre patrones y trabajadores.

Si esto ocurre en un futuro cercano, como propone el propio Napoleón, la alarma y la crisis que imperan en el país pueden ahondarse por el capricho, sin razón, de este senador, que desobedece incluso a quienes lo trajeron de un destierro que tenía más que merecido.

Con esta jugada maquiavélica, el legislador morenista pretende afiliar “a destajo” y crecer su imperio a niveles insospechados, que seguramente harían que hasta el mismo Presidente se preocupara. La fórmula es precisa: prohibición+Desempleo+“Apoyo”+Afiliación = El sindicato más grande de México. ¿Podrá alguien detenerlo?

Ahora es cuando Ricardo Monreal, líder del Senado, debe honrar su palabra: el dictamen debe ser modificado e incluir en él las conclusiones del Parlamento Abierto y las sesiones que se llevaron a cabo para tal fin. No es momento de actuar con mezquindades.

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