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Diálogo sin contrapesos

Martín Espinosa

Martín Espinosa

Desde hace 36 meses, con la llegada de Andrés Manuel López Obrador a la Presidencia de la República, la polarización política y social que vive México ha llegado a niveles extremos, al grado de que hasta hace unos días no se vislumbraba ninguna vía de diálogo o negociación entre el gobierno que encabeza Morena y las maltrechas “fuerzas” políticas que sobrevivieron al “tsunami electoral” de aquel primero de julio de 2018, cuando el tabasqueño arrasó en la elección presidencial de entonces.

A pesar de que aquella noche de domingo su discurso, con motivo de la aplastante victoria que acababa de lograr, incluyó señalamientos en el sentido de que no instalaría en México una “dictadura abierta o encubierta” y que los cambios en el país serían profundos, pero “con apego al orden legal establecido”, lo cierto es que del otro lado, la oposición no ha sabido articular una política de propuestas que le resulte atractiva al electorado que hace 3 años le volteó la espalda.

Es más, son varias las ocasiones en que López Obrador se mofa de la oposición, al señalar que él cuenta con la voluntad del pueblo y que a su movimiento “nos han hecho lo que el viento a Juárez. Son demasiado exquisitos, fifís, conservadores; tienen una mentalidad muy retrógrada, desprecian al pueblo. Por eso no avanzan”, ironizó apenas el martes de la semana pasada, un día antes de cumplir 3 años en la Presidencia.

Y es que ese mismo día, horas después, el diputado federal panista Santiago Creel Miranda, vicepresidente de la Cámara de Diputados, iría a Palacio Nacional a entregar una carta dirigida al presidente López Obrador. Casi 3 días después, el titular del Poder Ejecutivo federal –en su mañanera del viernes 3 de diciembre– daba instrucciones públicamente al secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, también tabasqueño, para recibir a Creel Miranda  y darle trámite a su petición de dialogar con el fin de “abordar los grandes temas del país: el tema de la violencia, el tema de la inseguridad, la reactivación económica para que se generen empleos, los asuntos de la reforma en materia de energía; todo ello”, diría el panista porque “hablando se entiende la gente”.

Ese mismo viernes, Marko Cortés, líder nacional del blanquiazul, aceptó respaldar el encuentro al afirmar que “más vale tarde que nunca… Finalmente, el presidente López Obrador ha expresado su voluntad de dialogar con Acción Nacional. Nosotros le tomamos la palabra”, sentenció el dirigente panista. Sin embargo, ese mismo día, el Presidente había lanzado “un dardo” a Marko Cortés, al señalarlo de intransigente al haber reclamado a los gobernadores panistas de Chihuahua, Quintana Roo, Durango y Yucatán por haber acudido al acto multitudinario en la plaza de la Constitución con motivo de la celebración de sus 3 años en la Presidencia.

Ayer mismo, en conferencia de prensa, el propio Creel Miranda, en su calidad de secretario de la Comisión Política Nacional del PAN, reveló que el pasado lunes sostuvo el encuentro anunciado con el secretario de Gobernación, en el que se acordó llevar a cabo una nueva cita con la participación de más panistas, a saber, estarían el dirigente blanquiazul, Marko Cortés, acompañado de legisladores y gobernadores de Acción Nacional para abordar con López Hernández temas de salud, economía, empleo y seguridad.

Hoy el panorama luce distinto al de otras administraciones en donde a “fuerza de votos” los partidos de oposición en el Congreso “sentaban a la mesa” al gobierno en turno. Esos votos prácticamente se han esfumado.

Poca confianza existe de que este incipiente intento de diálogo rinda frutos, si se toma en cuenta la personalidad del mandatario federal, pero también si se considera que, en la actualidad, la oposición política en México, por lo menos la tradicional, prácticamente está desdibujada de cara a lo que vendrá dentro de los tres próximos años.

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