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Crisis son oportunidades

Martín Espinosa

Martín Espinosa

Cada vez que México está en crisis económica los ciudadanos escuchamos el mismo argumento por parte de los estudiosos de las cifras y los números en materia financiera: las crisis son “nichos de oportunidad”. Y es que no hay otra manera, a no ser por los pesimistas, de enfrentar las crisis recurrentes que han empobrecido durante décadas a la mayoría de la población como las propias estadísticas lo indican.

De acuerdo con los datos más recientes, la actividad económica en 22 entidades del país (69 por ciento del total nacional) retrocedió durante el segundo trimestre del año (abril, mayo y junio) respecto del primero, e incluso algunas de ellas se sitúan en recesión, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

Las cifras del Indicador Trimestral de la Actividad Económica Estatal muestran que el crecimiento en México es heterogéneo, con una tercera parte del país avanzando y las otras dos rezagadas. El menor dinamismo de la actividad en estas entidades contribuyó al estancamiento económico nacional en la primera mitad del año, pues participan con 53 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB).

Los analistas coinciden en que el comportamiento económico refleja el estancamiento del país en los últimos meses. Entidades como Tabasco y Campeche se ven afectadas por la crisis petrolera; a Coahuila, Nuevo León y Querétaro les perjudica la desaceleración de sus ventas al exterior o también las que padecen la contracción de la inversión pública por tener un peso importante en el gasto gubernamental. Los datos del Inegi muestran que las entidades con mayores caídas durante el segundo trimestre fueron Sinaloa, Baja California Sur, Tabasco, Guerrero, Hidalgo, Chiapas, Michoacán y Yucatán.

La situación más crítica se registra en Tabasco y Zacatecas, que hilan cinco trimestres con números negativos; Chiapas, Estado de México y Nayarit llevan cuatro, y Baja California Sur, Oaxaca y Sonora, dos. Todas en fase recesiva.

En medio de todo ello, es de destacar la estrategia que desde hace varios meses ha emprendido el gobernador de Yucatán, Mauricio Vila Dosal, en previsión de la recesión que se viene para los próximos meses en el país y cuyos efectos ya comienzan a sentirse en todos los estados que menciona el Inegi.

Desde Madrid, España, el gobernador Vila Dosal firmó una carta de intención con la empresa española Deimos grupo Elecnor para realizar una inversión en materia aeroespacial y satelital en el estado de Yucatán por un monto aproximado de 130 millones de dólares para, en su primera etapa, instalar un centro tecnológico en materia satelital y espacial, donde trabajarán 200 ingenieros de manera directa y 600 personas de manera indirecta, con la finalidad de construir satélites de comunicación e investigación.

Asimismo, se concretó una nueva inversión por 700 millones de dólares para la instalación de dos complejos eólicos en Panabá y Sucilá, dos de los 106 municipios con que cuenta la entidad, cuya construcción generará 1,000 nuevos empleos en el estado y la energía generada por estos complejos será el equivalente al consumo de 500 mil hogares.

Con este tipo de inversiones, resultado de la misión de trabajo que realizó en junio pasado en París, Francia, durante la 53 International Paris Air Show 2019, el gobernador Vila Dosal pone a Yucatán a la vanguardia en materia aeroespacial, pues será el primer estado en México donde se construirán satélites de comunicación e investigación, lo que significa la consolidación del estado en el mundo de la industria aeroespacial.

A grandes rasgos, la inversión española para el centro espacial de manufactura de satélites se desarrollará en un tiempo aproximado de 2 años. Además, existe la posibilidad de proyectar, a largo plazo, la construcción de una base de lanzamiento de satélites, dada la ubicación geográfico-estratégica de la Península de Yucatán, lo que se sumaría a los proyectos que buscan detonar económica y laboralmente a esa magnífica región del sureste de México.

Sólo con proyectos de esa envergadura será posible hacer frente a las consecuencias sociales que tendrá una nueva crisis financiera, de las muchas que ha padecido desde hace varias décadas nuestro país y que ha producido por lo menos 2 generaciones de mexicanos que no han podido ver el desarrollo del que tanto han hablado sus gobernantes.

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