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Cine en la Riviera Maya

Lucero Solórzano

Lucero Solórzano

30-30

El Arca Rusa es un interesantísimo documental filmado en un solo plano secuencia del director ruso Alexander Sokurov. Valiéndose de algunos momentos de ficción nos hace convivir con Catalina la Grande y su corte, y el realizador nos lleva a un recorrido por el Museo del Hermitage, en San Petersburgo. Se lo recomiendo ampliamente.

Ahora en el Festival de Cine de la Riviera Maya se presenta un nuevo trabajo, muy personal, de Sokurov. Francofonía sigue la línea de El Arca Rusa, pero no está realizado en un plano secuencia, aunque la voz del director vuelve a escucharse narrando una historia apasionante en torno al Museo del Louvre y el paso de las tropas nazis por París durante la Segunda Guerra Mundial.

En Francofonía, y con material visual original, Sokurov ilustra el momento de la entrada de Adolfo Hitler en 1940 que con sus tropas circula por las calles de París, ciudad abierta, como quien contempla una nueva propiedad que acaba de adquirir.

La joya de la corona era el Museo de Louvre, del que ya se habían sacado las piezas más valiosas para evitar el saqueo, que de todas maneras ocurrió aunque en mucho menor medida gracias a la visión de los curadores y rescatistas de arte que salvaron el tesoro de Francia y el patrimonio cultural del mundo.

Sokurov hace una profunda reflexión en torno al arte, a su universalidad, su estrecha relación con el poder.

Pone en el banquillo a personajes del momento, directamente relacionados con el destino de los invaluables huéspedes que se vieron en el centro del enfrentamiento de intereses, dentro de uno de los museos más importantes del planeta.

En la Plataforma Mexicana se presentó Margarita, un singular documental de Bruno Arnaldo Santamaría Razo. Ciertas áreas de la Ciudad de México tienen sus rincones para los “loquitos” y los llamo así porque cuando somos pequeños nos dan miedo, corremos de ellos, son inofensivos y acaban siendo un recuerdo entrañable.

Ése es el caso de Bruno con Margarita. Ambos son los protagonistas de este documental en el que él se acerca a este personaje de su infancia, entre sabia, loca, mitómana, encantadora, divertida, pero finalmente, su amiga.

Una coproducción franco-canadiense nos tuvo con grandes expectativas desde la noche de su anunciada gala, pues por esa falta de palabra de honor de las tecnologías modernas no pudo ser exhibida en la fecha original.

Finalmente, de Phillipe Grandrieux vimos A pesar de la noche, una película que comete muchos pecados, pero que resulta hipnótica, seductora, ni con sus casi tres horas de duración puede uno dejar de verla.

Difícil de ver, pretenciosa, oscura, recurriendo en exceso al corte a “negros”, confusa en la recreación de los hechos, demasiados planos cerrados que no permiten la ubicación espacial, con poca información sobre los personajes, el argumento gira en torno a seres atormentados por el amor, el pasado, la pérdida, la pasión, el sexo sadomasoquista, incluso prácticas snuff.

Paradójicamente, y por la cantidad de gente que observé abandonar la sala, A pesar de la noche es una película difícil de ver, aunque a mí me resultó mucho más difícil de no ver.

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