Logo de Excélsior                                                        

Las metrópolis al rescate

Lorena Rivera

Lorena Rivera

Aún muchos Estados nación le ponen peros a la descarbonización de sus economías, al compromiso de aumentar la ambición para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y otros cuantos siguen creyendo que las energías renovables son un mito genial, además de carísimas.

Del otro lado están los países más pobres que, junto con los Estados insulares, sin tener culpa, están pagando daños catastróficos por el clima extremo: desastres naturales tales como huracanes, inundaciones y sequías.

El que los gobiernos nacionales se hagan los desentendidos o nieguen la crisis climática no ha frenado a las ciudades, pues están jugando un papel importantísimo y protagónico en la transición energética.

Muestra de ello es la coalición C40 Cities, conformada por 94 metrópolis —incluida la CDMX— y, juntas, representan alrededor del 25% del PIB mundial.

Lo más importante, este conjunto toma muy en serio la crisis climática, no por nada científicos y líderes ambientales indican que las ciudades pueden ayudar a sus gobiernos nacionales a cumplir los compromisos adquiridos en el Acuerdo de París y, así, reducir las emisiones de GEI.

Se lee fácil, pero hay metrópolis como Copenhague y Estocolmo que llevan alrededor de dos décadas de cambios estructurales, por lo cual lideran la transición energética y el desarrollo bajo en carbono. Lo bueno, más urbes tienen acciones contundentes para lograr el objetivo. Lo malo, aún hay algunas con paso lerdo.

Se debe agregar que hay gobiernos nacionales que quieren tirar, a como dé lugar, regulaciones, tanto a nivel federal como local. Ejemplo clarísimo de ello, Estados Unidos.

A pocos días de iniciar la Cumbre Climática en Naciones Unidas, Donald Trump anunció que revocaría la autoridad de California para fijar sus propias normas sobre los niveles de contaminación permitidos para automóviles. ¿Por qué? Pues porque el estado de la costa del Pacífico va en contra de las políticas en favor de los combustibles fósiles del inquilino de la Casa Blanca.

Y algo que nadie debe pasar por alto es que, hacia 2050, las ciudades serán el hogar de más del 70% de la población mundial, por lo cual el gran reto a nivel global es la reducción de las emisiones de GEI hasta llegar a cero y construir resiliencia.

Por ello, llegó el momento de que los gobiernos subnacionales —estados, municipios y ciudades— fortalezcan su liderazgo en la lucha contra el cambio climático.

Por supuesto, es imposible dejar de usar, de un día para otro, cualquier combustible fósil, porque para ello se requieren políticas públicas, planes y estrategias —locales y globales— divididos en etapas de instrumentación que permitan realizar una transición energética ordenada y exitosa.

Y eso de que las renovables son extremadamente caras no es verdad. Las energías eólica y solar son aliadas para cumplir el objetivo de reducir a cero las emisiones de gases de GEI para 2050 y si se logra con ahorros tanto en recursos monetarios como naturales, pues qué mejor. Porque de eso se trata: desarrollarse sin degradar el planeta, pues ya tenemos una deuda enorme por sobreexplotación.

Así, el costo de la electricidad generada a través de las energías limpias sigue bajando y sus beneficios continúan al alza.

En el caso de nuestro país, cada megawatt producido con energía eólica significa la reducción de tres mil toneladas de CO2 y equivale a restringir la circulación de alrededor de 800 vehículos, de acuerdo con la Asociación Mexicana de Energía Eólica.

Resultan tan rentables las energías limpias, que de 2010 al primer semestre de 2019 México ha destinado 23 mil millones de dólares a este rubro, de acuerdo con el informe de Tendencias globales en la inversión en energías renovables 2019 de la ONU.

Pero hay inercias que jalan hacia el retroceso. Dependerá de las tres grandes ciudades, así como las medianas y chicas, empujar para cumplir con la reducción de las emisiones de GEI.

Y son tan fuertes las urbes de C40 Cities, que a finales de la semana pasada, en Copenhague, más de 90 alcaldes —aunque la jefa de Gobierno de la CDMX no asistió— se comprometieron a reducir a la mitad las emisiones de GEI antes de 2030 y, así, evitar que la temperatura sobrepase los 1.5 grados centígrados. Además, anunciaron su apoyo a un nuevo pacto verde global que reconoce la emergencia climática.

Ciudades, movimientos climáticos, empresas y, en general, las sociedades, sí o sí, juntos, deben presionar a los gobiernos nacionales para poner un hasta aquí a los combustibles fósiles.

Comparte en Redes Sociales