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¡Aguas! Y ahí vienen los huracanes

Lorena Rivera

Lorena Rivera

La inestabilidad del clima y la pandemia de covid-19 comienzan a converger. Tarde o temprano sucedería. El planeta no deja de calentarse, con todo y que el confinamiento frenó actividades industriales y otras tantas generadoras de emisiones de gases de efecto invernadero.

Inexorablemente, ambas crisis tienen un alto impacto en las sociedades en el corto, mediano y largo plazos. Y los sectores más vulnerables siempre serán los más afectados.

Junio ya se asoma, al igual que las tormentas y los huracanes en el Atlántico. Los ciclones tropicales de la cuenca del Pacífico iniciaron a mediados de este mes, y México no ha tenido mayores complicaciones. Por el momento.

Eso sí, siempre serán bienvenidas las lluvias que recarguen presas y otros cuerpos de agua para seguir dotando de agua a las personas y refrescar las tierras secas, así como aliviar a los ganados sedientos.

Quizá se pregunte, ¿qué tiene de especial si cada año se forman estos fenómenos meteorológicos?

A diferencia de años anteriores, en éste, la pandemia ocasionada por la enfermedad de covid-19, que aún tiene de cabeza al mundo, hará una gran diferencia.

Porque el cambio climático, con o sin pandemia, seguirá ocasionando eventos extremos, como olas de calor, incendios, tormentas e inundaciones, y es muy probable que cada vez sean más potentes y ocurran con mayor frecuencia en los próximos años.

India y Bangladesh fueron azotados la semana pasada por el ciclón tropical Amphan, catalogado como el más devastador en dos décadas en el Golfo de Bengala. Con vientos de más de 165 km/h y ráfagas de 185 km/h, el ciclón destruyó las costas de ambos países, dejando a su paso un centenar de muertos, miles de damnificados, casas y cultivos destruidos.

Por años, los científicos han advertido que los sectores más pobres de las poblaciones son y serán los más azotados por fenómenos meteorológicos cada vez más destructores debido a la crisis climática.

Estas dos naciones asiáticas ahora tienen que enfrentar dos retos, en un lado está la pandemia de covid-19, con más de 35 mil casos confirmados en Bangladesh, e India, con 139 mil contagios y cuatro mil 21 muertes; del otro, la estela de daños causada por Amphan.

Desafortunadamente, las medidas de distanciamiento social y confinamiento por el coronavirus hicieron que los esfuerzos de ayuda a las poblaciones afectadas se vieran obstaculizados.

Ayer, en Calcuta, capital del estado indio Bengala Occidental, las personas tomaron las calles para exigir la restauración de la electricidad y del agua potable, sistemas afectados por Amphan, en medio de las restricciones por el nuevo coronavirus.

Recordemos que el agua es esencial en las medidas de prevención contra el virus SARS-CoV-2.

En próximas semanas se sabrá a cuánto ascienden los daños causados por Amphan y, a eso, los gobiernos deberán sumar las pérdidas derivadas del covid-19.

En ningún país, sea desarrollado o emergente, hay dinero que alcance, por ello los sistemas de alerta temprana para ciclones tropicales son esenciales, así como los fondos en caso de desastres para actuar de manera pronta para mitigar los golpes en las poblaciones afectadas.

Las naciones más vulnerables a los fenómenos meteorológicos deben tomarlo muy en cuenta. Y sí, nuestro país lo es.

Como bien sabemos, México tiene litorales tanto en el Pacífico como en el Atlántico y los distintos niveles de gobierno deben estar prevenidos, pues las proyecciones son de alta actividad.

La Comisión Nacional del Agua (Conagua) prevé que podrían presentarse de entre 15 y 18 fenómenos meteorológicos en el Pacífico, serían siete u ocho tormentas tropicales; y de cuatro a cinco huracanes categoría 1 o 2, mientras que de categorías de 3 a 5, en la escala Saffir-Simpson, serían cuatro o cinco huracanes.

La previsión para el Atlántico es de entre 15 y 19 meteoros, de los cuales entre ocho y 10 podrían ser tormentas tropicales; cuatro o cinco huracanes categoría 1 o 2, y de tres y cuatro con categorías 3, 4 o 5.

Un estudio publicado a mediados de este mes en The Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), el diario oficial de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, arrojó que el calentamiento global ha hecho que los huracanes sean más potentes y violentos en las últimas cuatro décadas, lo cual ha incrementado las posibilidades de que alcancen categoría 3, 4 o 5.

Los hechos están ahí. Tanto investigadores de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica, como la NASA y climatólogos han advertido que los océanos y la atmósfera más cálidos suministran más energía y eso provoca tormentas feroces.

No nos vamos a salvar y más vale estar prevenidos, porque el covid-19 hará mucho más difícil enfrentar cualquier otra emergencia en esta temporada de huracanes.

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