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Corazón borrado

La Crítica

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Cuando Hershel y Martha se enteraron que su único hijo era homosexual, decidieron mandarlo a un centro en el que les prometían convertirlo en heterosexual. Esa historia protagonizada en la vida real por Garrard Conley, quien después de haber pasado por esa “terapia de conversión” escribió un libro al respecto que se publicó bajo el nombre de Boy Erased, fue la que el actor y director australiano Joel Edgerton decidió llevar a la pantalla grande Corazón borrado, filme que tiene en los papeles principales a Nicole Kidman, Russell Crowe y Lucas Hedges.

La historia, protagonizada por Lucas Hedges -quien curiosamente estrenó al mismo tiempo en nuestro país Regresa a mí junto a Julia Roberts- nos lleva por un viaje en el que la impotencia, la incredulidad y el dolor se apoderan del espectador al ver cómo muchos jóvenes a lo largo de la trama son víctimas de humillaciones y son orillados a negar lo que son bajo el argumento de que Dios los va a dejar fuera de su reino debido a la desviación que han hecho en sus vidas. Al ser testigo de lo que el filme muestra, es inevitable no preguntarse cómo es que este tipo de lugares existen hoy en día y cómo es posible que aún haya padres que en pleno Siglo XXI orillen a sus hijos a ser lo que no son.

El boca a boca en nuestro país ha sido un elemento para que Corazón borrado haya reunido en tan sólo una semana 400 mil asistentes.

 

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