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Nos siguen matando

Kimberly Armengol

Kimberly Armengol

Rompe-cabezas

En un país donde la violencia está normalizada y es el pan nuestro de cada día, son asesinados cuatro menores de edad cada día. Para la mayoría, una simple cifra más en un país que se cae a pedazos.

Si la cifra de cuatro niños diarios no le dice nada, considere que es más fácil que uno de nuestros niños y niñas sea asesinado en México que en países en condiciones de guerra como Siria o Palestina.

De acuerdo con Save the Children, cada mes se registran siete feminicidios de niñas y asegura que el entorno es hostil y desolador para la infancia mexicana. Ambientes cargados de relaciones violentas en todos los ámbitos de convivencia.

Por lo menos se contabilizan 30 mil menores de edad reclutados en las filas del crimen organizado. ¿Por qué? Porque somos unos incompetentes que no les damos otra posibilidad de salir de la ignominiosa pobreza y violencia que viven.

Las leyes en el papel contemplan cuadros jurídicos adecuados, pero la práctica, impunidad e indiferencia la convierten en letra muerta.

Con una niñez así de violentada, ¿creemos que nos depara un futuro mejor?

 

DESGRACIA NACIONAL

México no ha sido un lugar pacífico desde hace muchos años. La erosión del tejido social, la ineficacia de las autoridades y la impunidad son lastres que arrastramos desde la época colonial y, al parecer, seguiremos arrastrando por generaciones como si fuésemos un país condenado a vivir sin paz. El eterno retorno mexicano, cada vez más triste y surrealista.

Hace 13 años se tuvo la pobre idea de atacar frontalmente a los grupos delictivos, sin pensar que ellos contaban un mejor conocimiento de sus alcances y de estrategia, además, estaban de su lado fuerzas que, hasta ese momento, se tenían en el imaginario colectivo como un ejemplo de integridad: las Fuerzas Armadas.

Un rotundo fracaso resultó esa mediocre estrategia. La administración de Enrique Peña Nieto experimentó estrategias igual de ineficaces que elevaron la violencia aún más, dejando a la sociedad en una orfandad de justicia y paz.

Hoy, las cosas no son diferentes. Las promesas en materia de seguridad hechas en campaña por Andrés Manuel López Obrador parecen más un discurso de vendedor de inciensos que una estrategia bien pensada. A pesar de los mínimos avances que se han dado, la Guardia Nacional sigue siendo un cuerpo policiaco bastante gris e inconsistente.

Pensar que la delincuencia dejará la oscuridad por una amnistía suena igual de estúpido que enfrentarla con todas las armas y cuerpos encargados de seguridad en una guerra que puede terminar generando aún más desastres.

Los criminales no abandonarán la violencia por un trabajo en un McDonald’s, un call center o en un centro comercial. Seguirán buscando fuentes ilícitas que son más redituables, tampoco les importa mucho si los acusan con su mamá.

La 4T tiene un reto enorme, el cual, seguramente, no podrán superar, pero tampoco las fuerzas políticas actuales, ni mucho menos las corrientes cómicas como México Libre.

Urge dejar de improvisar y actuar por ocurrencias.

 

POST SCRIPTUM

Gracias a todos por sus muestras de cariño, sobre todo, a Grupo Imagen por su solidaridad. In memoriam Mary Ann Kelly.

 

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