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Las otras víctimas

Kimberly Armengol

Kimberly Armengol

Rompe-cabezas

Fueron tan sólo 17 minutos y cuatro aviones secuestrados: dos de ellos se estrellaron contra las emblemáticas Torres Gemelas, en Nueva York, mismos que destruyeron a más de tres mil familias. Sólo 17 minutos bastaron para cambiar definitivamente el orden mundial.

Un ataque que en estricto sentido tuvo lugar en el corazón de Estados Unidos, trastocó todas las esferas y la historia del siglo XXI quedó marcada por un antes y un después de esa trágica mañana.

Nuestra aldea global se convirtió en una eterna e incansable lucha entre buenos y malos, fanáticos y libertarios, terroristas y justicieros, musulmanes y hombres libres, Occidente y Oriente, racismo y discriminación; más fragmentación y más idiotez; más controles y menos seguridad.

Por las casi tres mil víctimas mortales estadunidenses han sido castigados mil 500 millones de musulmanes alrededor del mundo y viven —o sobreviven— con la etiqueta de “terroristas fanáticos”. Occidente comenzó a ver en cada árabe a un yihadista. Todo joven musulmán en edad escolar ha sido discriminado y señalado como “malo” o “terrorista”. La islamofobia ha permeado en el imaginario colectivo en Estados Unidos, Europa y muchas otras naciones.

En Estados Unidos, según el PEW Research Center, 68 por ciento de los hombres musulmanes y 83 por ciento de las mujeres se consideran muy discriminados por su fe. Los crímenes de odio y rechazo a los practicantes del Islam se incrementaron de forma escandalosa.

En los últimos tres años los crímenes contra la población musulmana subieron 600 por ciento. Pero éstas sólo son cifras cuantificables por agresiones, no hay un número que permita determinar el acoso, el rechazo, las miradas de reprobación y los insultos que reciben miles de musulmanes en el denominado “país de la libertad”. Su sueño americano se tornó una pesadilla.

La prensa ha contribuido de manera negativa a la islamofobia, en las coberturas de breaking news sobre algún atentado siempre se pregunta: “¿Se sabe si el atacante es de origen musulmán?”, ¿hubo consignas sobre Alá antes del crimen?” y demás estigmatizaciones que renuevan una y otra vez el rechazo y la inminente culpa original de la comunidad musulmana. La cobertura televisiva estadunidense con relación a los musulmanes y los atentados terroristas en 80 por ciento es negativa.

En Europa, de acuerdo con un estudio de la Agencia de Derechos Fundamentales de la Unión Europa, una tercera parte de la población musulmana ha padecido discriminación en el ámbito laboral, 16 por ciento fue sometido a controles policiacos, 27 por ciento ha sido hostigado y dos por ciento ha sido víctima de agresiones racistas. El 65 por ciento de estas víctimas no sabe dónde o cómo denunciar las agresiones que padece. Uno de cada cinco europeos afirma —sin vergüenza alguna— que no le agradaría tener como vecino a algún practicante del Islam y uno de cada tres estaría disgustado de entablar relaciones familiares con un musulmán.

El 23.3 por ciento de la población musulmana vive en naciones en desarrollo que no son de mayoría musulmana y donde es frecuente que estén expuestos a la periferia, sumidos en la discriminación y marginación por la práctica de su fe. Ese es uno de los peores saldos de aquella fatídica mañana del 11/S y, mientras tanto, los musulmanes siguen de duelo.

POST SCRIPTUM

Y tras los constantes y enfermizos escándalos de abuso sexual por parte de miembros de la Iglesia católica, presidida por el papa Francisco, la institución convocó a una reunión para tratar el asunto de la protección de menores para ¡dentro de cinco meses!; cómo se nota que consideran prioritario este tema. Un total cinismo...

Twitter: @kimarmengol

 

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