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Frente al absurdo: la realidad

Kimberly Armengol

Kimberly Armengol

Rompe-cabezas

Frente a una ola de mandatarios negacionistas e irresponsables que exhortan a su población a continuar con sus actividades, abrir la economía, volver a las aulas o continuar con sus festejos patrios, el coronavirus golpea sin tregua todos los rincones del mundo.

La tibia, tardía y mediocre respuesta de la Organización Mundial de la Salud frente al coronavirus durante el primer trimestre del año dañó de forma irreparable su poder de convocatoria y reputación. Por ello, resuena más mediáticamente alguna declaración absurda de cualquier mandatario a la grave afirmación de la Organización en la que explica que es posible “que nunca tengamos una cura contra el covid-19” (pese a la frenética carrera para crear la vacuna).

Mientras las naciones comenzaron el desconfinamiento y la apertura económica, nuevos rebrotes golpean Francia, Bélgica, Alemania y España. A nivel global nos acercamos a los 20 millones de contagios y, próximamente, a un millón de defunciones. En Estados Unidos, mientras Donald Trump sigue enredado en polémicas, los casos se acercan a los cinco millones y regiones como Florida o Texas están en crisis, pero por ahora los infectados y muertos son irrelevantes frente a su objetivo: mantenerse en la Casa Blanca.

 

COLAPSO ECONÓMICO

El descalabro económico ocasionado como consecuencia de la pandemia de covid-19 frenó el crecimiento y desarrollo económico de, por lo menos, los últimos diez años.

Estados Unidos enfrenta una contracción de 32.9 por ciento en el último trimestre, es el peor desempeño económico desde 1947, cuando comenzaron los registros. El segundo trimestre del año presentó una caída histórica del PIB en la zona euro con 12.1 por ciento en conjunto. Italia enfrenta su peor recesión desde la II Guerra Mundial, con una caída del PIB de 12.4 por ciento; España, un 18.5; Francia, 13.8; 10.1 en Alemania, y Suecia con 8.6. Los analistas consideran que para recuperarnos del descalabro económico provocado por la pandemia se necesitarán, “por lo menos”, cinco años. Por poner un simple ejemplo, se espera que el tráfico aéreo vuelva a la normalidad hasta 2024, mientras, continúan las millonarias pérdidas en el sector.

 

LA BRECHA DE LA DESIGUALDAD

Otra de las tragedias que acarreó la pandemia es el aumento en la brecha de la desigualdad económica y social. Los sectores más golpeados (y contagiados) son los más vulnerables, las víctimas fatales, también. El coronavirus puso de relieve las características elitistas y desiguales de los países. La clase media, tambaleándose; los pobres, más pobres; los micro y medianos negocios, quebrando ¿Qué pasará con los millonarios? Sería interesante saberlo.

En lo que respecta a educación, la pandemia genera un retraso educativo generacional irreversible, debido a la exclusión de millones de niños y jóvenes de la tecnología básica  para acceder a clases y contenidos virtuales; sin contar los millones de niños que dejarán de asistir a la escuela para sumarse a las filas del subempleo y la explotación.

Lo mismo sucede con el empleo, las actividades económicas de los sectores más vulnerables les impiden mantener el distanciamiento social y otras medidas de higiene. Probablemente esta crisis de empleo se agudice en 2021, cuando realmente hagamos el recuento de los daños de 2020.

A consecuencia de la pandemia, América Latina sumará 50 millones de personas a la pobreza, agudizando aún más las problemáticas de la región más desigual del mundo. Mientras tanto continuamos con la falta de responsabilidad social preguntándonos si debemos o no utilizar cubrebocas. El gobierno y las autoridades no nos van a salvar, todos tenemos que actuar, mantener el distanciamiento social y el uso de mascarillas hasta que la pandemia haya pasado. El 2021 será el año de replantear el papel de la humanidad en el planeta y de actuar para prevenir, no para remediar catástrofes que pueden extinguirnos de este herido planeta.

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