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#AbortoLegalYa

Kimberly Armengol

Kimberly Armengol

Rompe-cabezas

México es un país machista y misógino por excelencia. Nos encanta la fantasía de suponer que estamos a la par de los países desarrollados, pero esa falta de autocrítica, nos tiene sumidos en la inmundicia. Lo mismo sucede en el tema del aborto.

Estamos en 2020 y estamos estancados en el primitivo debate de si el aborto debe ser legal o no; un país donde se estigmatiza la educación sexual, se violenta como en pocos a las mujeres y ser homosexual es una abominación. Sí, ese mismo país donde las mujeres seguimos luchando por nuestros derechos básicos (incluido el no ser asesinadas por género), seguimos en ese debate entre la moralina, la hipocresía e ideas basadas en la religión.

Uruguay, Francia, Canadá, Australia, Rusia, España, Estados Unidos, Noruega, Italia y Suecia son países que aprueban el aborto hasta la semana 12 de gestación. La mayoría, países industrializados y con altos niveles de bienestar.

Del otro lado se encuentran El Salvador, República Dominicana, Malta y El Vaticano ¿Un abismo, no? ¿Es claro de qué lado estamos?

Si usted forma parte de aquellos que están en contra del aborto y considera que protege a los neonatos del mundo, sería bueno que entendiera que pierde rotundamente su tiempo. Para una mujer que decide abortar, su opinión y la mía es irrelevante.

Los abortos continuarán. ¿Por qué mejor no ocupa su energía en apoyar a los millones de niños pobres, huérfanos, desplazados o abusados sistemáticamente? Ahí sí puede generar el cambio que tanta falta nos hace.

Todo se reduce a que si usted no quiere abortar, no aborte y deje en libertad a otros individuos que se juegan la vida y la salud en prácticas insalubres, clandestinas y denigrantes. La prohibición es una práctica inquisidora donde se viola uno de los fundamentos básicos de la humanidad: la libertad.

Hace años escribí esto y lo repetiré hasta el hastío: la prohibición y la censura son el néctar del mediocre; la libertad del ser civilizado.

 

POST SCRIPTUM

Es necesario tener claro que el debate de los candidatos a la presidencia de Estados Unidos no tiene ganadores. Es casi imposible creer que Joe Biden o Donald Trump hayan conseguido un solo voto.

Fue un espectáculo para sus seguidores. El demócrata tratando de mostrar que no es débil, temeroso o que se acompleja ante los retos. Que sí tiene tamaño de Presidente.

El otro buscó que sus afiliados siguieran viendo al macho provocador, al hombre que no tiene especial respeto por las formas y que puede avasallar a quien sea.

Como siempre en los procesos electorales, la decisión es de los votantes. Los que siguen desde el clóset de lo políticamente correcto y lo niegan en contra de lo que podría ser el movimiento más grande a favor del voto negro desde Selma será lo que defina la elección.

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