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Democracia representativa

Juan José Rodríguez Prats

Juan José Rodríguez Prats

Política de principios

                Hay momentos en la vida de un país

                en que la gente se mira y piensa

                si no se habrá extraviado

                Evan Osnos

 

Nadie tiene ascendencia sobre Andrés Manuel López Obrador, a nadie le reconoce autoridad sobre su propio juicio. Por eso minimiza toda voz disidente y considera inútiles a los órganos autónomos que son parte de la teoría democrática de la división de Poderes. Si por él fuera, también extinguiría el Poder Legislativo al que siempre ha considerado superfluo y banal. Nunca aspiró a ser senador o diputado; lo suyo no es deliberar, sino mandar. A él le debemos que sean legisladores personajes totalmente descalificados. ¿Para qué perder el tiempo en analizar perfiles parlamentarios? Más expedita y simple es una tómbola y así evitar ejercicios engorrosos. ¿Qué caso tiene confrontar ideas y argumentos si al final se va a imponer la arbitraria voluntad del gobernante? ¿Para qué escuchar otras voces si siempre están equivocadas según él?

Cada vez estoy más convencido de que la mejor democracia es la representativa. España e Inglaterra, hace casi un milenio, inspiradas por el Ágora griega y el Senado romano, crearon las cortes y las asambleas parlamentarias. Hoy nos ofrecen ejemplos de lo bueno por el nivel del debate y el equilibrio de poderes, pero también nos enseñan casos de vulnerabilidad, cuando, por demagogia y populismo, se incurre en una viciada democracia directa. El Brexit, producto de un absurdo referéndum, ha provocado una grave crisis para el Reino Unido y las ilegales consultas en Cataluña han exacerbado sentimientos separatistas que desafían al Estado de derecho.

Los acontecimientos en Estados Unidos arrojan muchas lecciones. El régimen presidencial por antonomasia superó la más severa crisis en sus más de 230 años de historia, entre otras causas, gracias al desempeño de su Poder Legislativo. Relevante el papel asumido por Mike Pence, quien supo anteponer el respeto a la ley ante la orden de su superior y correligionario. Nancy Pelosi, defensora de la dignidad y el pudor político, ha sido un muro de contención a quienes se sienten con atribuciones absolutas. Me asombraron gratamente las intervenciones de dos representantes del Partido Republicano que votaron a favor del juicio político a Donald Trump. Liz Cheney dijo: “Nunca ha habido una traición mayor de un presidente de Estados Unidos a su puesto y a su juramento”. Jaime Herrera Beutler expresó: “Hoy me levanto para posicionarme contra nuestro enemigo y clarificar que (…) no es el presidente o el presidente electo, sino el miedo (…) Nos dice lo que queremos oír, incita a la ira y la violencia y además nos condena al silencio y a la falta de iniciativa”. Este pensamiento debería escribirse en todos los recintos parlamentarios.

 

 

 

Las afinidades del Poder Legislativo y del Inai son obvias. No me canso de repetir las palabras de Woodrow Wilson: “La política y la tuberculosis tienen el mismo remedio: al aire libre y a la luz del día”. Bárbara Tuchman en su libro La marcha de la locura, asombrosamente vigente, escribe: “La responsabilidad general del poder consiste en gobernar lo más razonablemente posible en interés del Estado y de sus ciudadanos. Un deber de tal proceso es mantenerse bien informado, atender a la información, mantener abiertos el juicio y el criterio y resistir al insidioso encanto de la terquedad”.

Perseverar y fortalecer el Inai es una alta prioridad. Mejorar nuestro Poder Legislativo es la más urgente y necesaria divisa en este año de grandes desafíos. El modus operandi de la 4T es la arbitrariedad, evitémosla. Impidamos la presidencia autoritaria y retomemos nuestra transición a la democracia.

Evoco referentes históricos: Benito Juárez restaurando la República (1867) y la convocatoria de Plutarco Elías Calles (1928) para crear un sistema político que le diera estabilidad, legitimidad y desarrollo a México. Ya tocamos fondo con el partido mayoritario cantando las mañanitas a su patrón en el Congreso.

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