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Hablemos de prioridades

Juan Carlos Talavera

Juan Carlos Talavera

Vórtice

¿Por qué aún existe una dirección colegiada al frente de la Coordinación Nacional de Danza (CND), en una época de austeridad y recortes? ¿Quién defiende la idea de mantener a Elisa Carrillo Cabrera y a

Cuauhtémoc Nájera Ruiz al frente de la CND? ¿Acaso es una actividad sustantiva que favorece la cultura en México?

Si usted revisa la Plataforma Nacional de Transparencia (PNT) puede encontrar que, en 2020, el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) realizó una adjudicación directa por 621 mil pesos a la bailarina mexicana Elisa

Carrillo, ganadora del Premio Benois de la Danse 2019, a través del contrato CSPA/0418/2020, para cubrir su pago como codirectora de la Compañía Nacional de Danza (CND), pese a que trabaja de fijo en el Staatsballet de Berlín.

En la descripción del documento reza lo siguiente: “prestar los servicios para la realización de las actividades necesarias para apoyar el cumplimiento del programa de trabajo de la CND y fortalecer la proyección de la agrupación artística a nivel nacional e internacional”.

Quizá no estoy muy bien informado, pero en 2020 la CND no ha tenido una actividad vertiginosa a causa de la pandemia. De cualquier forma, me gustaría conocer cuáles han sido esos puntos clave en los que ha trabajado este año la prima ballerina del Staatsballett.

Además, el INBAL reporta tres pagos diferidos a la bailarina, en 2019, por el mismo concepto y un monto total de 97 mil 750 pesos en la PNT. Y ahí mismo se puede revisar el contrato que la misma dependencia le asignó a la Fundación Elisa Carrillo Cabrera A.C., en julio de 2018, por el espectáculo Elisa y Amigos 2018, en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes, por un costo de 162 mil 400 dólares (IVA incluido).

Recordemos las palabras de Carrillo aquel 21 de febrero de 2019, cuando se presentó como codirectora de la CND, junto con Cuauhtémoc Nájera: “No seré funcionaria, serán servicios profesionales independientes. La labor que voy a tener es colaborar con la parte artística, con la búsqueda de coreógrafos para llevar a la CND a un nivel”.

Y sobre sus honorarios aseveró: “Tengo mi sueldo en Alemania. Para mí lo importante era colaborar, sumar esfuerzos y tener resultados para la CND. En la Fundación Elisa Carrillo no tenemos ningún sueldo y la compañía no aporta ningún monto a festivales; mis proyectos son aparte y no hay conflicto de interés en eso”, tal como informó la periodista Reyna Paz (https://bit.ly/2ZKGVHO).

La PNT también muestra los contratos de Nájera Ruiz por un millón 22 mil 97 pesos para 2020, bajo la siguiente descripción: “Prestar los servicios consistentes en coadyuvar en el diseño de la programación de las actividades artísticas de la CND, así como en la selección y enlace de los elencos nacionales e internacionales que participarán en las producciones programadas”. Mientras que para 2019 firmó tres contratos por un millón 558 mil pesos en total.

Esto significa que, en dos años, la dirección colegiada de la CND habrá costado poco más de tres millones 298 mil pesos.

En este punto, me gustaría preguntar a Lucina Jiménez y a Alejandra Frausto si no es momento de replantear la conveniencia de esta dirección colegiada o si ésta forma parte de sus actividades sustantivas.

No olvidemos que la pandemia ha revelado el rostro más amargo de la cultura en México, con la evidencia de artistas en la indefensión, sin seguro de desempleo, quienes han clamado por un apoyo para sobrevivir a la contingencia y sólo han recibido la promesa de créditos a la palabra desde la Secretaría del Bienestar, los cuales deberán reponer en tres años.

No sé ustedes, pero esta hélice que conduce la CND huele a duplicidad de funciones, ¿o será que existe algún registro en su organigrama que así lo avale? No lo creo.

 

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