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Sociedad digital I

Juan Carlos Sánchez Magallán

Juan Carlos Sánchez Magallán

Nuevos paradigmas estamos viviendo, algunos los observamos con naturalidad y otros en proceso de asimilación. Estos paradigmas nos obligan a una transformación constante en las formas de comunicación, consecuencia del aislamiento o sana distancia que realizamos.

Así, en nuestro actual entorno laboral, educativo, social y cultural realizamos procesos de culturización en el aprendizaje de las plataformas de las tecnologías de la comunicación e información. Transitamos del modelo presencial, (maestro, alumno, pupitre, pizarrón) al de los centros de cómputo dentro y fuera de las instalaciones educativas en la educación a distancia y todo esto como antecedente de la virtual, donde la comunicación es online, por internet y en televisión.

Este modelo de aprendizaje lo impulsa la SEP, las instituciones educativas públicas y privadas, capacitando a docentes y alumnos, con la agravante de no tener una computadora o un celular moderno que tenga las funciones necesarias y ya no se diga internet.

Ciertamente, para responder a las exigencias de la sociedad, la educación virtual es lo único que permitirá culturizarnos. Las TIC favorecen la innovación con lenguajes propios y códigos específicos al almacenar, procesar, presentar y difundir en línea el conocimiento, para que los alumnos desarrollen sus capacidades mediante el trabajo individual y colectivo con la comodidad de evitar gastos inherentes en traslados, alimentos y con la posibilidad de reorganizar sus horarios con mayor flexibilidad.

Además, las TIC facilitan la información permanente, el aprendizaje y ayudan a eliminar barreras de espacio y tiempo entre profesores y alumnos.

La educación digital utiliza valiosos instrumentos de aprendizaje, fomentando la comunicación e interacción electrónica entre los ciberestudiantes mediante herramientas como audios, blogs, comics, diagramas causa-efecto, los de flujo de proceso, etiquetado social, fotografías, gráficas, imágenes, infografías, líneas de tiempo, mapas conceptuales, micro blogs (WhatsApp, Twitter, Facebook), música, podcasts, procesadores de texto, videos, wikis, diagramas de Venn, organigramas, etc.

Una sociedad digital debe crear mecanismos de prevención y cuidado de sus bases de datos, debe garantizar que la información sea veraz y confiable y que los contenidos no atenten contra la dignidad ni la privacidad de las personas ni la seguridad de la nación.

Los ciberataques son dolosamente concebidos por el crimen cibernético internacional. El gobierno federal, por conducto de la Cancillería de Marcelo Ebrard y en coordinación con la UNAM, de Enrique Graue, impulsan un ambicioso programa de infraestructura digital, pues en la actualidad el 90 por ciento de los datos en México se generaron, en los últimos dos años, al procesarse y almacenarse con velocidad y rapidez.

Internet registra 3.5 millones de búsquedas en Google al día, cinco nuevos perfiles en la red social Facebook cada segundo y más de 300 millones de fotos suben a la red al día. Y vale la pregunta, ¿quién nos garantiza la privacidad, confidencialidad, seguridad y anonimidad de nuestros datos personales si en Estados Unidos las empresas son las dueñas de la información que subimos y en Europa lo son los usuarios?

Mucho trabajo tiene por delante la Cancillería y el grupo de trabajo, pues sin duda el futuro de las sociedades descansa en la información que entregamos a los sistemas y plataformas de la comunicación.

La industria, el comercio, la cultura, la educación, la ciencia y todas las actividades inherentes al desarrollo humano están íntimamente vinculadas a las bases de datos. La toma de decisiones se realiza en función de las numeralias informáticas.

En México se estima que para 2025 habrá 300 millones de dispositivos conectados y sólo en 2017 uno de cada cuatro mexicanos fueron víctimas de algún delito cibernético (33 millones). Somos, además, el segundo país más atacado en América Latina, sólo después de Brasil, según datos de la Agenda Nacional Mexicana de Inteligencia Artificial. ¿O no, estimado lector?

          
                *Presidente de Juárez Siglo XXI, A.C.

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