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Seguridad laboral

Juan Carlos Sánchez Magallán

Juan Carlos Sánchez Magallán

El Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo promueve las prevenciones de accidentes y enfermedades profesionales en todo el planeta que provocan lesiones y muertes relacionadas con actividades laborales; datos de la OIT señalan que cada año fallecen por este motivo 2.8 millones de trabajadores, 374 millones de accidentes no mortales y 160 millones de enfermedades ocupacionales, que generan un ausentismo brutal por las condiciones impuestas por la crisis mundial generada por el covid-19 y con profundas repercusiones en todo el mundo.

La pandemia alteró las relaciones de trabajo, imponiendo nuevas formas de laborar para evitar riesgos de contagio mientras no regresemos a la normalidad perdida.

La definición conceptual del trabajador es el de una persona física que, con la edad legal mínima, otorga servicios retribuidos subordinados a otra persona, a una empresa o a una institución.

Fue con la Revolución Industrial que se acuñaron los conceptos de trabajador y empresario; surgiendo así la diferencia de clase social que motivó el surgimiento de ideologías a lo largo de la historia:

El capitalismo que fomenta la libre empresa en los medios de producción como generador de riqueza y en la distribución de los recursos a través del mercado; y el modelo agotado del socialismo, donde la propiedad y administración de los medios de producción descansan en las clases trabajadoras, con el fin de lograr una igualdad política, social y económica de todas las personas.

Existen figuras alternativas del trabajo: el autónomo, que posee medios de producción y recursos económicos para el desarrollo personal de su propia empresa o aquel que realiza trabajos de fuerza o intelectuales. Las cooperativas, como emprendimientos sociales y colectivos que asocian a varios trabajadores para impulsar la igualdad en las ganancias consecuencia de su esfuerzo, cancelando la dicotomía empresario-trabajador.

En la actualidad existen riesgos nuevos y emergentes provocados en el trabajo por las técnicas de la información y la comunicación, con cambios de comportamiento social u organizativo al realizar las cargas de trabajo desde el hogar (home office); las nuevas condiciones de trabajo, a raíz de los recortes de plantillas del personal y la migración a la economía informal y al trabajo independiente, los contratos temporales o las injustas subcontrataciones, como el outsourcing que, para fortuna de varios millones de trabajadores del país, el Poder Legislativo mexicano desapareció, de esta manera les restituyen derechos plenos a todos los empleados y el deber de los empleadores de regularizar estas obligaciones contractuales.

Por ello, la ONU solicita a todos los países en este año 2021 potenciar los sistemas de seguridad y salud en el trabajo e invertir en procedimientos resilientes para evitar riesgos sicosociales y de violencia hacia los trabajadores.

La OIT solicitó a los gobiernos dotarse de sistemas de seguridad confiables para impulsar políticas asertivas, con datos precisos para identificar actividades peligrosas con el fin de reducir el número de muertes y accidentes en el trabajo.

Ciertamente, al ser uno de los sectores más débiles de sociedad, los derechos laborales de los trabajadores están tutelados por los poderes públicos, las leyes y la NOM-035 de la materia que emanan de la Constitución, procurando condiciones de igualdad frente a la desigualdad que provocan las diferencias humanas, sociales y culturales existentes que predominan; como lo son la raza, el sexo o la religión. Se trata de lograr prestaciones mínimas de dignidad y decoro para todos los trabajadores del mundo.

En un Estado social y democrático de derecho, la cultura de la seguridad laboral mucho ayudará a tener trabajos seguros y estables que permitan mitigar y prevenir accidentes y enfermedades en los centros de trabajo. ¿O no, estimado lector?

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