Logo de Excélsior                                                        

Cambio climático II

Juan Carlos Sánchez Magallán

Juan Carlos Sánchez Magallán

El planeta es un grado Celsius más caliente que en tiempos preindustriales, el sobrecalentamiento de los océanos en los últimos cinco años se elevó 2 grados Celsius, esto prendió los focos rojos de la ONU.

El grupo intergubernamental de expertos sobre el cambio climático (IPCC) advierte que, de llegar a 2 grados, desaparecerán los arrecifes de coral, aumentará el nivel del mar en 46 centímetros, se acidificarán los océanos, la producción de alimentos (maíz, arroz y trigo) se desplomará y el 37% de la población mundial estará expuesta a calores severos.

En nuestro país, la pobreza y la ausencia de infraestructura auguran un panorama poco alentador, el territorio nacional presenta escasez hídrica en el norte y grandes inundaciones en el sur que provocan daños a los drenajes y a los sistemas de distribución del agua, incrementando enfermedades de la población por ausencia de su calidad. Los eventos climáticos extremos provocan que más gente abandone sus lugares de origen.

Según cifras del Banco Mundial, para 2050, en México y Centroamérica el calentamiento y la falta de agua afectarán la agricultura y habrá entre 1.4 y 2.1 millones de “migrantes climáticos internos”.

La precipitación pluvial, al disminuir, provocará más eventos climatológicos extremos relacionados con el fenómeno conocido como El Niño.

La región de Centroamérica será poco rentable para la actividad agrícola, provocando mayores flujos migratorios hacia México y Estados Unidos. Nuestro país ha suscrito diversos instrumentos multilaterales con propuestas de programas federales para el impulso de decisiones locales por la diversidad geográfica que tenemos: los artículos 8 y 9 de la Ley del Cambio Climático obligan a las entidades estatales y municipales del país a diseñar e implementar un programa de reducción de las emisiones de gas efecto invernadero (GEI).

Para reducir la vulnerabilidad, se promueve: el uso eficiente del agua y la energía, especialmente en el bombeo, transporte y su distribución, la recuperación de acuíferos y de aguas superficiales, se debe continuar en el flujo vehicular con el programa Hoy No Circula y fomentar el uso de vehículos híbridos o eléctricos, mejorando la infraestructura.

En energía, seguir desarrollando el uso de tecnologías limpias y alternativas como la solar, la eólica y los biocombustibles, modificando los hábitos de consumo de las personas.

En agricultura, recuperar suelos para el cultivo de vegetales que capturen el carbono, usar seguros agrícolas y la información climática para seleccionar cultivos resistentes a sequías, impulsando la reforestación y los sistemas de riego por goteo. En la industria, seguir reduciendo las emisiones de descargas de gases, aguas residuales y tratamiento de residuos peligrosos.

El crecimiento demográfico y la migración del campo a los centros urbanos obligan a cumplir con disciplina los ordenamientos de usos del suelo y evitar que sigan instalándose asentamientos humanos en áreas de conservación ecológica o naturales protegidas y contribuir al tratamiento e incineración de residuos sólidos, el tratamiento de las aguas residuales y captación de lluvia.

La precaria situación económica de los 60 millones de pobres y la ausencia de oportunidades de empleo bien remunerado han obligado a mucha gente a ubicarse en zonas de alto riesgo, sin servicios básicos elementales, siendo los más vulnerables frente a las sequías, inundaciones y olas de calor.

China, Estados Unidos, la Unión Europea, India y Rusia son los países con mayores emisiones contaminantes. México ocupa el lugar 13, somos la decimoquinta economía del globo y eso no es pretexto. ¡Debemos hacer más! Como Alemania, Reino Unido, Dinamarca y Suecia. ¿O no, estimado lector?

Comparte en Redes Sociales

Más de Juan Carlos Sánchez Magallán