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Asistencia humanitaria

Juan Carlos Sánchez Magallán

Juan Carlos Sánchez Magallán

El Día Mundial de la Asistencia Humanitaria es para reconocer a quienes afrontan el peligro y la adversidad por ayudar a otros. Millones de civiles han resultado afectados por los conflictos armados, guerras o desastres naturales. Esto los obliga a dejar sus hogares y a luchar por tener comida, agua y refugio seguro; los niños son reclutados y utilizados para luchar, las mujeres son ultrajadas y humilladas. Esta gente es asistida por los trabajadores humanitarios que realizan sus tareas en zonas de conflicto de todo el mundo.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) declaró el 19 de agosto de todos los años Día Mundial de la Asistencia Humanitaria, pues este día, en el año 2003, su sede en Bagdad (Irak) recibió un ataque terrorista que provocó la pérdida de 22 vidas, entre ellas la de Sergio Vieira de Mello, su enviado especial, quien fuera de los mejores negociadores de conflictos de poder.

Con esto se rinde tributo a los trabajadores humanitarios que han sido asesinados o resultaron heridos en el desempeño de sus labores y un homenaje especial al personal médico que sigue sanando a gente contagiada por el covid-19.

Así, a los médicos, enfermeras, camilleros, etcétera, de hospitales, clínicas y laboratorios del mundo, se les considera trabajadores humanitarios al salvar y proteger vidas, incluso a cambio de la suya, en circunstancias extremas y complejas a consecuencia de la pandemia. Existen programas de atención y asistencia prioritaria en 54 países y en nueve de ayuda extrema por el covid-19.

Algunos datos: la ONU informó que, sólo en 2019, 483 trabajadores humanitarios fueron atacados en 277 incidentes separados; 125 fueron asesinados; 234, heridos, y 124, secuestrados. La mayoría de los ataques ocurrieron en Siria, Yemen, Sudán del Sur, Mali, Afganistán, República Democrática del Congo y República Centroafricana.

Asimismo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) denunció mil nueve ataques contra trabajadores e instalaciones sanitarias, resultando 199 muertes y 628 heridos.

La ONU participó por vez primera en la reconstrucción de Europa tras la devastación que sufrió por la Segunda Guerra Mundial. Así, a través de su existencia ha logrado la confianza de la comunidad internacional para coordinar acciones de asistencia en los desastres naturales, los provocados por personas y grupos de poder, preponderantemente en aquellas zonas donde los gobiernos nacionales o locales no tienen la capacidad de respuesta necesaria.

Además, destaca su intervención en conflictos armados, donde se ha significado por su eficacia. El organismo ha enviado 69 misiones a todo el mundo para contribuir a la paz; ejemplos sobran, en 2016 participó en Colombia con observadores desarmados para verificar el cese bilateral y el desarme de la guerrilla, impulsando los derechos humanos, reformando al sector seguridad, contribuyendo al desarme y la desmovilización, reintegrando a los excombatientes, monitoreando el cese al fuego, el cumplimiento de acuerdos, la recuperación de territorios y en la celebración de elecciones.

En 1990, la resistencia nicaragüense entregó sus armas en Honduras. Entre 2002 y 2011, Costa de Marfil vivió dos guerras civiles, por conflictos religiosos entre cristianos y musulmanes, dejando miles de muertos y desplazados. En Liberia, los conflictos étnicos gestados desde 1980 produjeron dos guerras civiles, firmando la paz en 1996, convocando a elecciones; sin embargo, en 1999 surgió la Segunda Guerra, por la lucha por el poder y el negocio de los diamantes.

En 1978, el conflicto entre Líbano y Palestina, así como de estos con Israel en 2006, sigue generando controversias y disputas.

Como siempre, los asuntos étnico-religiosos, políticos y económicos son oxígeno puro para la lucha por el poder, ¿o no, estimado lector?

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