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Usar a México

Jorge Fernández Menéndez

Jorge Fernández Menéndez

Razones

Decíamos en días pasados que habíamos quedado atrapados en el intento de impeachment de Donald Trump, que el TMEC difícilmente saldría adelante en un congreso estadunidense tan polarizado por el juicio político al presidente, que por ende las inversiones que están a la espera del nuevo tratado quedarían postergadas y de la mano de esa postergación, las posibilidades de un crecimiento económico real para el 2019 se esfumarían.

Pero, también, en la medida en que el proceso contra Trump se polarice, crecerán las presiones contra México. La declaración del Presidente estadunidense el viernes pasado, durante una visita a la frontera, en la que aseguró que ante la negativa de los demócratas de aprobar la construcción del muro estaba “usando a México” para imponer su política migratoria es inadmisible. Pero lo sorprendente no es eso, sino que ante esa afirmación no hubiera una sola reacción del Gobierno federal. Por mucho menos que eso, aquel famoso “comes y te vas” de Vicente Fox causó un escándalo.

Ahora un Presidente estadunidense dice que está “usando” a nuestro país para imponer sus políticas internas y a nadie le parece preocupante.
Estoy de acuerdo en que no se le debe hacer cosquillas declarativas a un hombre tan volátil como Trump, pero tampoco se puede seguir desdibujando tanto nuestro perfil diplomático como país, tanto que ni siquiera tenemos una respuesta ante quien asegura que usa a nuestro país.
No costaría nada decir, por ejemplo, que nadie usa a México, que el control de nuestras fronteras y de los flujos migratorios no están marcados por las presiones y amenazas de Trump, sino que se trata de una exigencia de nuestra política de seguridad nacional, lo cual es cierto más allá de las amenazas arancelarias de Trump.

Insisto en un punto: el canciller Marcelo Ebrard está haciendo su trabajo y lo hace bien, pero nada puede suplir la presencia internacional del Presidente.
Sin involucrarse en el impeachment ni mucho menos, falta el trabajo que sólo un mandatario puede realizar.
Cuando se firmó el TLC original, y sobre todo durante el año que pasó entre la elección de Bill Clinton y la aprobación final del Tratado (en el que hubo que realizar varios ajustes porque el acuerdo original había sido establecido con George Bush y éste perdió las elecciones y los republicanos el control del congreso), Carlos Salinas de Gortari realizó una intensísima labor de convencimiento en Estados Unidos y Canadá.
Sin ese trabajo personal del entonces Presidente no hubiera salido adelante el TLC, porque Clinton tenía muchas dudas sobre el mismo y había hecho campaña en contra del Tratado.
Fue el propio Salinas, quien convenció a Clinton y a los demócratas.

La situación es diferente, pero la necesidad de la presencia presidencial no. Palacio Nacional se debe involucrar más en la política internacional, el Presidente no puede ignorar el entorno en el que vive y se desarrolla nuestro país.
No es verdad que la mejor política exterior es la política interior. Y tampoco se deben dejar pasar todas y cada una de las cosas que se digan desde la Casa Blanca.
No resulta lógico que el Presidente diga que “su pecho no es bodega” y se explaye críticamente respecto al más mínimo de sus adversarios internos, pero que guarde bajo llave sus opiniones respecto a nuestro principal socio comercial y vecino, cuando habla de nuestra política interna y asegura que usa a México para sus propios intereses.

 
ALCOCER

Entrevisté la semana pasada para el programa Todo Personal al secretario de salud, Jorge Alcocer.

Es un hombre, un médico, un investigador de la salud, que sabe, que cae bien, que tiene los pies sobre la tierra y que entiende la gravedad del problema de salud que vivimos.
Dio un dato que me sorprendió: tenemos un déficit de 200 mil médicos en el país.
Hoy hay 600 mil y deberíamos tener, dijo Alcocer, por lo menos 800 mil, de acuerdo con las estimaciones de la OMS y la OPS.

Para alcanzar esa cifra, Alcocer dice que se tratará de recurrir a tres mecanismos: buscar a quienes han estudiado medicina, pero que por alguna razón no están ejerciendo; convencer a quienes se han jubilado a que vuelvan a ejercer la medicina y además, dijo, que se tratará de ampliar las vacantes en las carreras de medicina en las distintas universidades.

 Está bien, pero para las tres cosas se requiere mayor presupuesto, mayores plazas de trabajo, mayor infraestructura.
No está contemplado así en el presupuesto.

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