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La crisis de los misiles y las ilusiones de la 4T

Jorge Fernández Menéndez

Jorge Fernández Menéndez

Razones

¿Estamos viviendo una suerte de segunda Guerra Fría a partir de la invasión rusa a Ucrania? Hay similitudes, pero la verdad es que el contexto es muy diferente respecto al que vivíamos hace 60 años cuando inició, un día como hoy, la crisis de los misiles.

Aquel 14 de octubre de 1962, un avión espía U2 de los Estados Unidos descubrió y fotografió en territorio cubano rampas de lanzamiento para 42 ojivas nucleares que estaban siendo instaladas por ingenieros militares rusos. Eran parte de un acuerdo al que habían llegado Fidel Castro y el líder de la Unión Soviética que había reemplazado en el poder a StalinNikita Jrushchov. Era obviamente un acuerdo secreto, porque esos misiles podrían llegar en minutos y sin permitir casi capacidad de respuesta inmediata a toda la costa este y el centro de los Estados Unidos. Recordemos que Cuba está a escasas 60 millas de Miami.

La existencia de esos misiles fue negada por la Unión Soviética y por Cuba hasta que, en una reunión del Consejo General de la ONU, el embajador de Estados Unidos exhibió las fotos en una sesión que, por sí sola, fue histórica.

John F. Kennedy, que había sido subestimado por los líderes soviéticos, considerándolo un presidente débil, decidió reaccionar con dureza y ordenó un bloqueo a Cuba, hacia donde se dirigían varios barcos soviéticos con armamento e instructores militares. Nunca se terminó de comprobar fehacientemente, pero se asegura que alguno de ellos transportaba, incluso, más misiles nucleares. Kennedy comenzó una negociación secreta con el Kremlin mientras los dos países se preparaban para la guerra.

Los mandos militares presionaban a la Casa Blanca para que golpeara primero, lanzando misiles contra Cuba para evitar ser sorprendidos y esa presión se volvió casi imposible de desechar por el presidente Kennedy, que decidió implementar el bloqueo y presionar a la Unión Soviética hasta el último minuto: si los barcos con armas no se detenían y trataban de cruzar el bloqueo en torno a la isla, serían atacados, y ello generaría inevitablemente una guerra nuclear. El momento clave fue la noche del 23 de octubre. Esa noche, el Soviet Supremo de la URSS condenó el bloqueo y aseguró que lo romperían, pero, finalmente, los barcos dieron la vuelta y regresaron a su país.

La crisis de los misiles es un ejemplo magnífico para los procesos de toma de decisiones en el ámbito personal y político en situaciones límite. El acuerdo final fue que la URSS quitaría el arsenal nuclear de Cuba y Estados Unidos se comprometería a no atacar frontalmente a la isla. Ése es el origen del bloqueo que se mantiene hasta el día de hoy, aunque muy debilitado. Fidel Castro no fue consultado por los soviéticos respecto al retiro de los misiles y eso generó una crisis en el gobierno cubano. De allí surge el distanciamiento entre el Che Guevara Fidel, que conlleva la renuncia del Che a puestos de gobierno y lo termina embarcando en sus aventuras en el Congo y Bolivia, donde muere en 1967.

Estados Unidos también hizo concesiones, además de terminar con los ataques abiertos al régimen cubano (que le costó a Kennedy la animadversión del exilio cubano y especulaciones sobre la participación de personajes cercano a éste en su asesinato un año después), acordó desmantelar en forma secreta los misiles de mediano alcance que tenía en Turquía, también casi en la frontera soviética.

Hoy no estamos en 1960. No hay un mundo bipolar, la Unión Soviética no existe y la Rusia de Vladimir Putin está muy lejos de ser la potencia que fue la URSS. Sigue contando con armas nucleares y amenaza con usarlas, pero la propia invasión a Ucrania ha demostrado que su ejército y su capacidad militar están muy lejos de poder confrontarse con la Unión Europea y Estados Unidos. La invasión que Putin pensaba tener resuelta en tres días, lleva ya casi 8 meses de iniciada y la ofensiva la llevan las tropas ucranianas.

Incluso, el desarrollo de la guerra ha ido acotando cada vez más el núcleo de países que simpatizaban con Putin, como se demostró en la última votación del pleno de la ONU, que condenó casi por unanimidad la anexión rusa de territorios ucranianos. Son muy pocos los países que, como México, se siguen considerando imparciales, pero, incluso así, México voto en la ONU, condenando la anexión.

En 1962, éramos un país pendular que tenía estrechas relaciones con Estados Unidos, pero, al mismo tiempo, aquí estaban las embajadas soviética y cubana más grandes del mundo. Los presidentes posteriores a 1962 (en la crisis de los misiles el presidente era López Mateos, que tenía una muy buena relación con Kennedy y poca con Castro), sobre todo Echeverría y López Portillo establecieron una estrechísima relación con Castro mientras se deterioraba la relación con Estados Unidos.

Pero en 1989 cayó el muro de Berlín, desapareció el campo socialista y comenzó la negociación entre Salinas de Gortari George Bush del TLC, que cambió la relación por completo. La interrelación entre México y Estados Unidos es hoy más estrecha que nunca, somos recíprocamente primeros socios comerciales y la integración es un hecho. Lo que no se entiende en el gobierno federal es que no se puede regresar 60 años, que aquellas políticas de la Guerra Fría ya no tienen asidero en esta época y que no se puede jugar a la neutralidad en un mundo multipolar, cuando somos parte de uno de esos polos, el de América del Norte.

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