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Entre madres y ejecuciones

Jorge Fernández Menéndez

Jorge Fernández Menéndez

Razones

El 10 de mayo, Día de las Madres, el Cártel Jalisco Nueva Generación repartió regalos, electrodomésticos, en Atotonilco, Jamay y La Barca, además de otras comunidades de la zona colindante con Michoacán y Guanajuato. También el reparto se realizó en Vista Hermosa, Michoacán.

Atotonilco es el centro de operaciones del CJNG y se asegura que es la zona de refugio de su líder, Nemesio Oseguera, El Mencho. Se instalaron con camionetas, gente uniformada y armada y estuvieron algunas horas distribuyendo regalos enviados, decían las etiquetas, por El Mencho. Nadie los molestó. Es un ejercicio que realiza con regularidad el CJNG, pero también el de Sinaloa y los grupos herederos del Cártel de Golfo y Los Zetas en la frontera de Tamaulipas. En el inicio de la pandemia, incluso, el CJNG hizo reparto de cubrebocas y otros implementos en Guadalajara y su área conurbada. El de Sinaloa hizo lo propio en Culiacán.

Unas horas antes, ese cártel realizaba un ataque en Chinicuila, Michoacán, y había reportes de quema de vehículos, bloqueo de caminos y disparos de arma de fuego en la madrugada en la comunidad de El Salitre. El sábado 8 de mayo, en la noche, fue atacado el vehículo donde se transporta el candidato del PRI en Morelia, Guillermo Valencia, sus custodios fueron heridos. El candidato se había quedado a ver la pelea de El Canelo en casa de un amigo, eso lo salvó.

En la tarde del domingo 9, un comando atribuido al CJNG ingresó a un “centro botanero” en Jocotepec, junto al lago de Chapala, y ejecutó a todos los comensales, cinco muertos allí quedaron, las imágenes de las víctimas son brutales. Al mismo tiempo, se produjeron, otra vez, enfrentamientos en Aguililla, Michoacán, pero en esta ocasión nueve personas fueron detenidas, tres quedaron heridas, se recuperaron cinco armas largas, armas cortas, cargadores y cartuchos. Para poder trasladar a los detenidos se desplegó equipo aéreo.

Un poco antes, el viernes 7 de mayo, cerca de las 11 de la noche, según relató el fiscal de Jalisco, Gerardo Solís Gómez, fueron secuestrados los hermanos González Moreno: Ana Karen, de 24 años; Luis Ángel, de 32, y José Alberto, de 29, en su vivienda, en pleno Guadalajara: “Ingresaron, dijo el fiscal, un buen número de sujetos con chalecos y ropa táctica, y pasamontañas. Al menos uno de ellos con las siglas del Cártel Jalisco Nueva Generación”. Los sicarios ingresaron violentamente en el domicilio, la parte alta de una casa dúplex, y amagaron a otras personas para después llevarse a los tres hermanos, ninguno de ellos con algún tipo de relación con grupos criminales, los tres, estudiantes.

Esa noche, José estaba haciendo la tarea de la universidad, Luis estaba terminando unas tazas (de alfarería) que le habían encargado y Ana Karen se encontraba cenando. Se los llevaron a rastras por las escaleras, los subieron a una camioneta roja y desaparecieron, a pesar de que inmediatamente se hizo la denuncia. Sus restos fueron encontrados el domingo, localizados sin vida en la carretera a Colotlán, frente a la comunidad de El Pueblito, en el municipio de San Cristóbal de la Barranca, a 50 kilómetros de Guadalajara, casi en la frontera con Zacatecas. Según el fiscal, que atribuyó el crimen al CJNG, hay tres hipótesis: que se haya tratado de una confusión, de un error de los sicarios, “porque los hermanos fueron privados de su libertad con tan sólo media hora de diferencia de un ataque en Tlaquepaque en contra de dos agentes de la Fiscalía General de la República, quienes trasladaban a una persona a un domicilio cercano a donde vivían los tres jóvenes”. Las otras dos hipótesis serían la de una agresión directa y la tercera, que hubiera una relación directa de los jóvenes con el evento de Tlaquepaque. En otras palabras, la Fiscalía no tiene ni idea de qué sucedió.

Todos estos hechos, aparentemente inconexos, son casi un paradigma de cómo actúan los principales grupos criminales en el país y de cuál es la respuesta que reciben. Con una mano hacen, supuestamente, trabajo comunitario, con la otra, o con la misma, matan indiscriminadamente a jóvenes, comensales, gente que no tiene nada que ver con los propios grupos criminales, y cuando hay una reacción de las fuerzas de seguridad realizan ataques contra comunidades completas como venganza. Lo terrible es que prácticamente todo ocurre con absoluta impunidad, incluso hechos tan terribles como el secuestro y asesinato de los hermanos González Moreno.

El fin de semana pasado exhibió un escenario de violencia descomunal en Jalisco, en la Tierra Caliente michoacana, en varias zonas de Guanajuato. Y unos regalos del Día de la Madre no pueden paliar tanto dolor, tanta impunidad y tanto sufrimiento. De pacificación no hay nada.

 

 

UN TIRO EN UN PIE

La peregrina idea de un grupo de senadores de Morena de desaforar al exjefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, para responsabilizarlo por el accidente de la Línea 12 fue impedido, por lo menos hasta ahora, por el líder del Senado, Ricardo Monreal, argumentando que no era hora de linchamientos ni de transformar el Congreso en un ministerio público. Es verdad e hizo bien Monreal en frenar esa pretensión porque, además, ello hubiera sido, literalmente, pegarse un tiro en un pie, por hablar de una parte no vital de la anatomía.

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