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Que el pánico no nos invada

Jesús Sesma Suárez

Jesús Sesma Suárez

Cuando tuve el honor de ser coordinador de la fracción parlamentaria del Partido Verde, en la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, pude convivir con personas por quienes poco a poco fui formando un gran respeto, mismo que aún conservo. Hoy debo mencionar a una de ellas.

En alguna ocasión, reconocí en tribuna el actuar de la entonces diputada, hoy secretaria de Energía, Rocío Nahle, a quien puedo referirme como una mujer con buenas intenciones y una autovaloración que pocas personas poseen.

Hoy, la titular de la Secretraría de Energía se encuentra en medio de la crítica, sin embrago, si algo recuerdo de Rocío Nahle es que nunca se detuvo para expresar lo que, a su parecer, estaba bien o estaba mal.

He leído y escuchado opiniones que recriminan y se quejan de la forma en que el Gobierno Federal ha decidido combatir uno de los delitos que más ha dañado a nuestro país: el robo de combustible, mejor conocido como huachicoleo.

En lo que a mi memoria respecta, no tengo registro o precedente de una acción similar por parte de ningún gobierno local o federal en nuestro país.

Nunca antes se había tomado una decisión de tal envergadura, que a sabiendas de la complicación logística que trajera consigo, se asumiera con todas sus consecuencias, como lo ha hecho hoy el Gobierno Federal.

Si bien el método pudo ser otro, y se pudo planear de mejor manera la implementación del cierre del combustible, para evitar problemas de desabasto drástico de gasolina en algunos estados de la República, lo cierto es que se debe reconocer la valentía y la convicción por parte del Gobierno Federal, para atacar este delito.

Pero eso es una máxima de vida, saber que las cosas siempre se pueden hacer mejor, o puede haber diferentes caminos para llegar al mismo fin. Todo es cuestión de perspectivas.

Como alguien que quiere lo mejor para México, es mi deber ser honesto en esta columna y pedir a las personas que me leen, que vean lo positivo en la decisión que ha tomado el Gobierno Federal, que confíen en que habrá un beneficio, aun cuando, como en muchas ocasiones, primero debe hacerse un sacrificio.

Por mi parte, reitero mi apoyo al Gobierno Federal en el combate de robo de combustible, y espero siempre poder colaborar desde cualquier trinchera en que me encuentre.

No dejemos que el pánico y las falsas hipótesis nos invadan.

La medida que ha tomado esta nueva administración puede ser insólita y sin precedentes, por ello es difícil, y hasta cierto punto normal, pronosticar escenarios complicados y problemas de logística, sin embargo, no debemos perder de vista que todo ello va encaminado a un beneficio general, al combate de un delito que durante años ha representado grandes pérdidas para nuestro país.

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