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No es sólo Greta, es la juventud de todo el mundo

Jesús Sesma Suárez

Jesús Sesma Suárez

Hace poco más de una semana se llevó a cabo, en la ciudad de Nueva York, la Cumbre de Acción Climática de las Naciones Unidas. Dicho foro concentró una amplia diversidad de opiniones y proyectos para enfrentar el cambio climático y lograr la neutralidad del carbono, en su totalidad, para el año 2050.

Jefes de Estado y de gobierno, empresas y representantes de la sociedad civil hablaron de sus propuestas para combatir la crisis climática que enfrenta el mundo. Pero, no obstante los grandes planes de acción para dar la batalla al cambio climático expuestos en la cumbre, quien conquistó los reflectores, y desde entonces no ha dejado de acaparar la atención de medios de comunicación, líderes y personas de todo el mundo, fue Greta Thunberg.

En un principio fue por el desafiante discurso con el cual recriminó que los esfuerzos actuales contra la contaminación ambiental resultan insuficientes, pero, más recientemente, por la polémica que se generó en torno a su activismo.

La adolescente sueca, con sólo 16 años de edad, es una popular activista y fundadora de Fridays for Future, un movimiento juvenil a nivel mundial que busca visibilizar la crisis climática y se manifiesta para reclamar acción contra el calentamiento global.

Su figura ha dividido a la opinión pública, pues mientras hay quienes aplauden y reconocen su labor como algo admirable, en contraparte, otros afirman que Greta está siendo usada para satisfacer los intereses de alguien más. Entre estos últimos, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, y Eduardo Bolsonaro, diputado brasileño e hijo del presidente Jair Bolsonaro.

Pero no es sólo Greta, hay muchos niños, adolescentes y jóvenes alrededor del mundo que, desde hace algunos años, y actualmente con mayor énfasis, se están manifestando para decirnos que las viejas generaciones lo hemos hecho mal.

Todos recordamos a Malala, la joven paquistaní que, a sus 17 años, recibió el Premio Nobel de la Paz por su defensa del derecho de las niñas a la educación y quien, aun con atentados y amenazas de muerte, no dejó de alzar la voz contra la represión en su comunidad.

Joshua Wong es otro joven activista que, a los 15 años de edad, se reveló contra el gobierno chino y lideró el movimiento de oposición contra el proyecto que pretendía adoctrinar a los jóvenes en el comunismo y en la condena al liberalismo. Gracias a la presión de las manifestaciones encabezadas por Wong, la iniciativa no se concretó.

Al igual que ellos dos, hay una lista muy larga de niñas, niños y jóvenes de todo el mundo que, desde sus distintos contextos y necesidades, están alzando la voz para exigir mejores condiciones de vida y conciencia respecto al mundo que les estamos heredando.

En ese sentido, nos debe quedar claro que las nuevas generaciones están alcanzando un grado de conciencia superior que les obliga a levantarse para defender los derechos y las condiciones de vida que, en muchos casos, los gobiernos, las instituciones y los adultos en general, no hemos podido asegurarles. Que los jóvenes y adolescentes de hoy llamen la atención sobre los problemas del mundo en el que habitamos no debería sorprender y mucho menos incomodar a nadie, finalmente, son ellos quienes se van a quedar con los retos a vencer. Son ellos quienes, de no tomar cartas en el asunto, vivirán en un planeta con menos agua, más sequía, mayor contaminación, más enfermedades y con cada vez menos recursos naturales. Es normal que hoy estén preocupados y decidan entrar en acción.

En lo que a las viejas generaciones respecta, deberíamos apoyarlos y sumar propuestas. Deberíamos estar más preocupados en promover y adoptar mejores prácticas contra la crisis climática que en indagar quién está detrás de Greta. NO ES SÓLO GRETA, ES LA JUVENTUD DE TODO EL MUNDO que nos está exigiendo que abramos los ojos y dejemos el egoísmo de lado.

 

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