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Seis años sin Jenni

Gustavo A Infante

Gustavo A Infante

Última Palabra

No lo puedo creer. Mañana domingo se cumplen seis años del sensible fallecimiento de Jenni Rivera, una mujer única, sí, lo leyeron bien, única, pues a pesar de todo y todos, cristalizó su sueño y llegó a ser la gran estrella de la música de la banda.

Conocerla fue un enorme placer, nunca olvidaré la historia de cómo nos conocimos. Resulta que mi amigo Arturo Rivera, QEPD, me hablaba de ella y me decía: “Te juro, Gus, que es un fenómeno, las mujeres en Estados Unidos se identifican con ella, es hermana de Lupillo”.

Su inicio, tanto en la Unión Americana como en México, no fue fácil, al contrario, fue complicado, pero sin vuelta de hoja. El primer lugar donde brilló fue en el Sur de California y en muchos lugares de habla hispana en Estados Unidos.

A México llegó con su enorme talento, su incomparable simpatía, su  gran voz, la ayuda de Arturo Rivera (su relaciones públicas) y un corazón lleno de ilusiones y sueños. Así la conocimos, así nos las metió Arturito por los ojos y por los oídos, pero después de la primera vez que uno la veía cantando, era muy fácil fascinarse con ella y así me pasó.

A pesar de que ya en una ocasión la había entrevistado, nuestro primer gran acercamiento fue en su casa de Corona, California, previo a un concierto en un casino del norte de Los Ángeles. Justo ese día había salido a la luz el video pornográfico de la cantante con uno de sus músicos.

Jenni no estaba triste, estaba destrozada. Se sentía humillada, traicionada, violentada, vulnerada… al ver esto, le dije que si ella prefería cancelábamos la entrevista para el programa En compañía de... y su respuesta fue: “No, mijo, usted vino por una entrevista hasta acá y usted se va con ella, faltaba más…”, se limpió las lágrimas y se sentó para hablarme de todo y más, con aquellos tamaños bien puestos, sin miedo, sin titubear, sonriendo cuando era necesario, bromeando como sólo ella lo sabía hacer y siendo fuerte e incendiaria cuando lo ameritaba la conversación.

A partir de ese momento, no sólo seguí su carrera, sino que, además, nos volvimos amigos, incluso fui a su boda con Esteban Loaiza en Los Ángeles. ¿Quién se imaginaría que aquella pareja que se desposaba a las afueras de LA, hoy en día, ella estaría muerta y él con un serio problemón con la justicia de California por transportar drogas?

¿Anécdotas?, todas. ¿Pleitos?, sólo dos, pero muy fuertes. Lo bueno es que en su última presentación en México, en septiembre de ese año, Jenni me invitó, y al final nos dimos un abrazo. Y por respeto a su memoria, me guardo las hermosas palabras que la señora Rivera me regaló al oído.

Jenni, hasta donde estés, que creo estás en el cielo, te mando mi cariño, respeto y admiración, Hasta siempre, querida Diva de la Banda.

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