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José José duele

Gustavo A Infante

Gustavo A Infante

Última Palabra

¿Y cómo no va a doler si es parte de nuestro ADN? Gracias a su voz, a sus canciones, a sus éxitos seguramente muchos mexicanos y mexicanas se produjeron y es que pocas voces tan privilegiadas como la del Príncipe, un hombre que irrumpió en el mundo musical hace más de cuatro décadas con discos importantísimos, canciones llegadoras y en unos cuantos años se convierte no sólo en el número uno, sino en el cantante más querido de este país.

Con el éxito llegan los problemas de salud, alcoholismo y otras sustancias que hunden al gran cantante en tremendos y sonoros escándalos familiares y profesionales, que si el cuñado le roba, si engaña a su esposa, si lo internan, si llega tarde o no llega a un palenque, si hace una película, telenovela, si le da parálisis facial, en fin, su vida ha sido un circo mediático de dimensiones incalculables, hasta que se casa con una señora cubana, Sara Salazar, quien asegura que “no lo conocía”, pero lo ve todo borracho y se enamora de él. Yo no creo esa versión, ¿ustedes, sí?, bueno, pues con esta mujer vive muy feliz, tienen a su última hija, Sarita Sosa Salazar, pasa el tiempo, los problemas de salud regresan, le da una parálisis, le detectan cáncer y un severo problema en los pulmones.

José es internado meses en México y ni su esposa, ni su hija menor vienen a verlo, su salud queda en manos de Laura Núñez, quien fue su asistente por muchísimos años, la mujer duerme sentada en una silla en terapia intensiva. En cuanto recupera su salud, un buen día llega Sarita de Miami a México acompañada por agentes federales americanos (en territorio mexicano) y se lo lleva a Miami.

La gente dice que nadie sabía por qué se lo llevaba o para qué, que incluso a su llegada a Miami hasta su madre lo buscaba, pues la joven a nadie avisó, pero eso es mentira, ella sí avisó, pero a una televisora que, dicen y parece ser que sí, le tiene comprada la vida y hasta la muerte de José José.

Hoy, dos años después, nadie lo puede ver, sólo su hija y en un acto de dolor y amor, se reúnen sus hijos mayores, Pepe y Marisol, sus nietos, Anel y una pareja más que no distingo, quienes les cantaron las mañanitas a la distancia porque no lo pueden ver, ni tener. Ojalá algún día se puedan reunir con su padre.

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