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Venezuela: crisis migratoria

Francisco Guerrero Aguirre

Francisco Guerrero Aguirre

Punto de equilibrio

En el caso de América Latina y el Caribe, un estimado de 28.5 millones residen en países distintos al de su nacimiento, lo cual equivale al 4.8% de la población total de la región, de acuerdo con el estudio de la Cepal “Panorama de la Migración Internacional en América del Sur”, publicado recientemente.

Sin embargo, la crisis política venezolana ha impactado de manera dramática los flujos migratorios tradicionales en nuestro continente. Si bien la migración hacia el norte es la tendencia predominante en América Central, México y el Caribe, existen factores emergentes, incluyendo un marcado crecimiento y dinamismo de la migración intrarregional causada por el fracaso de la gestión gubernamental y el atropello a derechos políticos y sociales.

Los flujos de migración irregular están cambiando y diversificándose cada vez más. A ello se agregan los conflictos y la violencia que contribuyen a los desplazamientos humanos y los procesos migratorios en la región. Esto ha llevado a varios países de tránsito y de destino a incrementar el control y la protección de sus fronteras.

Entre los principales cambios en materia de patrones migratorios destaca el producido por la ruptura del orden democrático en Venezuela, evento que ha producido una crisis económica y humanitaria sin precedentes.

Según la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) y la OIM, un estimado de 2.3 millones de venezolanos están viviendo fuera de su país, más de 1.6 millones ha salido desde 2015 y el 90% está en países de Sudamérica. El fracaso de la democracia venezolana ha modificado la agenda migratoria de la región, sumando a la diáspora económica una nueva categoría de diáspora política, sólo vista con las dictaduras militares sudamericanas del siglo pasado.

Más allá de los flujos migratorios internacionales, ahora se incluyen fenómenos particulares como la migración forzada, la niñez y adolescente migrante y el retorno de migrantes a sus países después de largos periodos residiendo en otro país, en un marco de dinámicas regionales que impactan financieramente a países receptores con economías frágiles y fenómenos de xenofobia latentes.

La OEA, como principal foro político del hemisferio, es el espacio natural para construir esfuerzos que permitan una mejor gobernanza regional de la migración. A petición de Luis Almagro, secretario general, el Consejo Permanente analizó la crisis migratoria originada por la situación en Venezuela durante una sesión extraordinaria realizada la semana pasada.

Almagro reiteró que ningún país puede enfrentar esta oleada de migrantes y refugiados de forma aislada y reafirmó que el abordaje debe ser colectivo, con un enfoque de “responsabilidad compartida”. La Secretaría General anunció la creación de un Grupo de Trabajo, encabezado por David Smolansky, para analizar el tema migratorio en dicho país.

BALANCE

De manera coincidente, la “Declaración Conjunta para el Desarrollo de una Respuesta Regional a la Llegada Masiva de Personas Venezolanas a Países del Continente Americano de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y Comités, Órganos y Procedimientos especiales de la ONU” ha reiterado la urgencia de una acción regional concertada para desarrollar una respuesta basada en los derechos humanos y en el principio de “responsabilidad compartida” para responder antes, durante y después del desplazamiento masivo de migrantes y refugiados de Venezuela.

El secretario general de la OEA, Luis Almagro, ha insistido en que la respuesta a los flujos migratorios en la región demanda de una perspectiva hemisférica, de un diálogo regional con enfoque en la responsabilidad compartida de los Estados y cuya prioridad sea la protección de los derechos de las personas migrantes.

El reto es construir una gestión migratoria con rostro humano. Sería una infamia imperdonable que, ante el sufrimiento de millones de venezolanos, volteáramos hacia otro lado, evadiendo nuestra responsabilidad como hermanos latinoamericanos. Urgen más acciones y menos retórica. Una situación tan grave así lo amerita.

                *Los puntos de vista son a título personal.
                No representan la posición de la OEA

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