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Pandemia: prueba de fuego para la democracia

Francisco Guerrero Aguirre

Francisco Guerrero Aguirre

Punto de equilibrio

La pandemia ha sido una prueba de fuego para la democracia. En un año plagado de elecciones, el reto central ha sido mantener un adecuado balance entre el desarrollo logístico de los procesos electorales y el mantenimiento y protección de la salud pública en una condición de emergencia. Más de 58 millones de casos y cerca de 1,4 millones de personas fallecidas ilustran el tamaño de la tragedia que nos ha impuesto el covid-19.

A pesar de los presagios, los ciudadanos siguen acudiendo a las urnas demostrando que, no obstante las dificultades de la emergencia sanitaria, la gente no está dispuesta a renunciar al derecho de elegir a sus representantes. Sin democracia sería imposible preservar el Estado de derecho, elemento central para la recuperación del tejido social y la estabilización de la economía mundial.

Ante la necesidad de resolver un escenario inédito, los tiempos de pandemia también han generado nuevas oportunidades. En el camino por encontrar mecanismos para emitir el sufragio en medio de una emergencia sanitaria, se han planteado nuevas alternativas hacia la modernización, innovación y eficiencia de los procesos de gestión electoral.

Los comicios de 2020 han reafirmado la importancia del apego al ordenamiento jurídico, del seguimiento a las disposiciones que regulan la organización de elecciones y de la información oportuna y transparente como elementos clave para llevar a cabo procesos electorales exitosos. Los órganos electorales de la región han sabido adaptarse, mostrando que son capaces de dar buenos resultados aun en contextos de gran exigencia.

La emergencia sanitaria y sus derivaciones se han convertido en prioridad absoluta a la hora de preparar y diseñar propuestas para los electores. Los temas relacionados con el bienestar social de las personas han escalado rápidamente en las agendas de campaña. La exigencia por mejores gobiernos, que sean sensibles al sufrimiento de la gente, nos acompañará por muchos años.

La crisis sanitaria ha puesto en evidencia la necesidad de que los gobernantes prioricen asuntos como el acceso universal a la salud, la recuperación del empleo y la creación de nuevas fuentes de trabajo formal. Las pandemias, como los desastres naturales, son un recordatorio de la importancia y las repercusiones de los fenómenos de la naturaleza y la necesidad de garantizar resiliencia en el largo plazo.

Otro recordatorio que ha traído este momento único en la historia es la relevancia de compartir conocimiento adquirido y buenas prácticas. Experiencias relativamente exitosas en la realización de elecciones, como la surcoreana, han permitido a otros países encontrar puntos de referencia para diseñar soluciones apropiadas para celebrar comicios seguros, en línea con los principios rectores en materia electoral.

La conflictividad social seguirá en ascenso. La enorme desigualdad, que se ha hecho más patente con la crisis económica producto de la pandemia, será un factor por dirimir durante las elecciones del futuro. Se otea un escenario político complejo en el que llegar a acuerdos y consensos será más difícil. Gobernar requerirá pulso firme, capacidad de diálogo y una capacidad extraordinaria para construir puentes en medio de un escenario cada vez más polarizado.

 

 

 balance

La pandemia ha sido una prueba de fuego para la democracia. En una primera mirada, es posible afirmar que los ciudadanos han reafirmado sus convicciones democráticas, asistiendo a las urnas, en condiciones desafiantes. Sin embargo, más allá de que hayamos sido capaces de preservar la realización de comicios, la exigencia por un ejercicio de gobierno sensible y eficaz ante las nuevas condiciones es el imperativo más importante.

Entre 2021 y 2024, la mayor parte de los países latinoamericanos elegirá o renovará a sus presidentes. Debemos aprender de las experiencias vividas, conscientes de que sólo con democracia podremos enfrentar los enormes retos económicos y sociales que nos dejó la pandemia. Organizar elecciones limpias y contar con buenos gobiernos en el futuro serán el mayor desafío.

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