Internet para la democracia

Internet tiene la facultad de acoger discusiones y deliberaciones, de reflejar intereses comunes y generar espacios de comunicación abierta y directa entre autoridades y poderes legítimos del Estado y los ciudadanos; constituyéndose así en una herramienta ideal para el desarrollo democrático.

No obstante, esa manera directa, a través de la cual los líderes políticos y los ciudadanos tienen la oportunidad de interactuar, no sólo influye en los niveles de participación ciudadana, pues también ha incrementado la polarización de la sociedad.

Francis Fukuyama destaca en su artículo How to make the internet safe for democracy cómo las redes sociales han adquirido el poder para amplificar algunas voces y, a su vez, convertirse en armas informativas por parte de actores hostiles a la democracia.

Fukuyama afirma que en la actualidad Facebook, Google y Twitter albergan la gran mayoría de expresiones por internet. Se encuentran, pues, en la misma posición de oligopolio en la que se hallaban los tres canales de televisión más grandes de los Estados Unidos en la década de los 60.

Con los avances de la tecnología, la misma herramienta que ha permitido mayor participación ciudadana ha otorgado, a su vez, un poder incalculable a las élites, generando nuevos desequilibrios.

De ahí la importancia de hallar controles y regulaciones adecuados que, sin coartar el derecho a la libre expresión y a la participación ciudadana, protejan el diálogo democrático para que se desarrolle de manera justa, transparente y segura.

No sólo es fundamental que exista un autocontrol de las plataformas digitales sobre su contenido, sino que también sea posible garantizar la existencia de un mercado competitivo que ofrezca diferentes alternativas y puntos de vista que contribuyan a equilibrar la balanza.

La guía para garantizar la libertad de expresión frente a la desinformación, deliberada en contextos electorales de la CIDH, señala que “una de las condiciones básicas para luchar contra la desinformación es poder acceder a diversas fuentes para comparar y chequear si la información recibida por las personas es verosímil. Eso requiere que los ciudadanos cuenten con acceso a todas y cada una de las posibilidades que brinda la red de internet.”

Los sistemas democráticos tienen la obligación de garantizar a los ciudadanos libertad de comunicación y la posibilidad de contar con información suficiente para poder decidir.

Deben contemplarse modelos de cooperación para compartir buenas prácticas, tendientes a generar un mercado de plataformas digitales competitivo que garantice el acceso a la mayor cantidad posible de información disponible en la red.

La reciente decisión de Twitter de no publicar anuncios políticos para evitar que quienes tengan más poder puedan influir en el electorado al pagar más dinero con el fin de alcanzar audiencias más grandes y dirigir sus mensajes a segmentos específicos de la población sentó un precedente significativo en la protección del debate democrático.

Los políticos deben hacerse responsables de sus palabras. Se hace necesario exigir transparencia a través del uso adecuado del internet, fomentando la publicación de información cierta y verificada, así como la promoción del respeto por las ideas y opiniones diferentes, buscando establecer diálogos inclusivos y constructivos.