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Malas señales

Fernando Islas

Fernando Islas

 

Aunque la naturaleza del pensamiento y la palabra es la libertad, la 4T resulta exasperante para sus opositores. Ni hablar. Dicen los enterados que así es como funciona la democracia. Como usted sabe, José Narro, secretario de Salud en la administración de Enrique Peña Nieto, ha señalado en estos días algunos puntos sensibles sobre el actuar del gobierno federal ante el COVID-19, y en particular lanzó sus dardos sobre Hugo López-Gatell, el zar del coronavirus en México, llamado así por la revista The Economist.

“Hay una gran interrogante sobre el porcentaje de muertes que se generan. ¿Qué pasa realmente?, no lo sabemos”, le manifestó el doctor Narro el miércoles a Ciro Gómez Leyva en radio, y subrayó que carecer de certeza estadística frente a la pandemia es muy preocupante. El exrector de la UNAM también platicó con mi compañero Francisco Garfias (Excélsior, 7-05-2020). Y sí, criticó al subsecretario López-Gatell, porque “un día dice una cosa y al día siguiente, otra”.

Fue el propio Narro quien cuestionó directamente, en su cuenta de Twitter, el pasado miércoles, a López-Gatell: “Llegar a los primeros seis mil 500 casos positivos de COVID-19 nos tomó 49 días. Alcanzar los segundos llevó ocho días. Acumular los terceros, sólo seis días. Los seis mil 500 casos más recientes, únicamente cinco días. ¿De verdad aplanamos la curva?”. Es decir, nos advierte, cada vez toma menos tiempo alcanzar cifras altas.

La ciencia intenta combatir la pandemia, pero la política contamina el ambiente. Cuando el Presidente dice que “domamos” al virus, en nada ayuda a los funcionarios y personal del sistema de Salud. Y aun así, López-Gatell sale al paso, capoteando las “opiniones” de Narro y otros personajes destacados como Julio Frenk, secretario de Salud durante el sexenio de Vicente Fox, quien participó el jueves en el taller El momento de la epidemia: Tendencias y decisiones en los días críticos, organizado por Pensando en México, “espacio en donde la deliberación pública, el conocimiento y la ciencia tengan voz sobre las decisiones del Estado y las políticas públicas de México”.

El doctor Frenk considera, entre otras cosas, lo siguiente: al gobierno mexicano “esta pandemia actual lo agarra sin reserva estratégica y realmente sin un plan de preparación”. Sobre la comunicación que se ha ofrecido, “no ha sido clara ni concisa ni consistente. Oímos algo del Presidente, otra cosa de las autoridades de Salud, otra cosa de las autoridades estatales” y, sobre la gestión de crisis, remata: “Se crea un vacío en el nivel federal que empiezan a llenar las autoridades estatales. En vez de una respuesta integral, tenemos una respuesta muy fragmentada”.

Y nada, sencillamente apuntó López-Gatell en la conferencia del jueves respecto a las afirmaciones de los dos exsecretarios mencionados: “Bienvenida la crítica. Bienvenida la opinión. Bienvenida la libertad de expresión”.

El asunto trajo a mi memoria las palabras del exsecretario de Gobernación, Francisco Ramírez Acuña, el primero de los cinco que despachó en Bucareli durante el mandato de Felipe Calderón, cuando “sugirió” a Vicente Fox guardar silencio: “Debemos entender que el que se va se calla, y todos debemos enseñarnos a callar una vez que concluye nuestra función”. Asimismo, usted recordará el famoso “¡Cállate, chachalaca!”. Si la política de México fuera una casa, nos daría pena con las visitas.

En síntesis, a decir de los dos especialistas citados, por no mencionar a varios otros personajes de nuestra vida pública que coinciden con sus puntos de vista, unas 70 conferencias vespertinas después las respuestas son inconvenientes, lo que a los interesados que nada saben de epidemias los ponen en una disyuntiva.

Cuando los políticos no se ponen de acuerdo, el asunto suele llegar al esperpento. Pero científicos que cuestionan científicos son malas señales. No se sabe qué tan maquiavélico pueda ser eso, porque, permítame insistir, los ciudadanos de a pie estamos cautivos y a la espera de que nuestra vida retome su curso habitual una vez que las autoridades nos den luz verde.

 

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