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Balance puntual

Fernando Islas

Fernando Islas

 

Según la retórica de la 4T, la pretensión del gobierno es desterrar de la administración pública tanto las prácticas neoliberales como la corrupción (sinónimos en su diccionario) en un tiempo récord. Nada de malo en ello. Al contrario. Se trata de una meta deseable. A dos años del movimiento que tomó el poder, al margen de los estragos que ha dejado el covid-19, llegar a ese fin, en su perspectiva, ha justificado los medios. Un ejemplo son los recortes. Lo que antes se llamaba “adecuada gestión de los recursos”, en el discurso oficialista de hoy en día pasó a una austeridad que pronto se reveló en la burocracia como escasez. Otro ejemplo son las licitaciones, las cuales no son un acto corrupto per se y requieren un calendario, pero hay que carecer de escrúpulos para sustituirlas por adjudicaciones directas.

En ese panorama, los ideólogos de la cuatroté tienden a afirmar que el círculo vicioso del pasado fue cercenado, pero se quedan cortos a la hora de fundamentar las causas de la incomodidad, o las dudas, que persisten sobre un proyecto que aún no cuaja. Como afirma Rafael Rojas en El ocaso del Estado cultural mexicano, ensayo incluido en Balance temprano (editorial Grano de Sal, 2020), “buena parte de las tensiones ideológicas generadas por el gobierno de López Obrador se origina en el peligroso equívoco de confundir la alternancia en el poder con un cambio de régimen. Sin ser revolucionario, el nuevo gobierno se presenta como artífice de una revolución, cuando no de algo más ambicioso aún: una regeneración. Al equiparar su paso por el Estado con una transformación de calibre de verdaderos cambios de régimen, como la Independencia, la Reforma o la Revolución, el gobierno se atribuye una trascendencia histórica apriorística”.

Balance temprano. Desde la izquierda democrática es un libro de 18 textos que operan como un corte de caja sobre los primeros dos años de la 4T. Se dirá que es injusto valorar cualquier gobierno con 24 meses, pero fue el actual gobierno transformador el que lanzó promesas y se puso los plazos, animado por la contundente victoria de julio de 2018 y el consentimiento popular del que goza, paradójicamente, el primer mandatario, no su administración ni sus funcionarios, enemigos de “lo de antes”.

“En lo que va del sexenio del presidente López Obrador, es difícil encontrar un campo de la política pública que no haya sido tocado o alterado por ese instinto que desprecia lo avanzado, lo conseguido, lo construido por generaciones anteriores, actitud que no soluciona, sino que profundiza los síntomas de nuestras patologías previas”, apuntan Ricardo Becerra y José Woldenberg, coordinadores del volumen, en el prólogo.

Aparentemente, el ánimo revanchista hace eco en los pasillos de las dependencias y entidades de la administración pública federal sin que ello repercuta en políticas de mediano y largo alcance. La contención mediante la entrega de dinero en efectivo ciertamente le hace el día a la población vulnerable, pero no está claro que esa práctica asistencialista sea capaz de resistir la crisis económica provocada por la pandemia, misma que dejó a su suerte a los desempleados, “los verdaderos perdedores de esta crisis” para los que no hubo ayuda, subraya Gonzalo Hernández Licona en Dinero en efectivo como política social.

Entre la golpeada economía, el precario sistema de salud, el nulo interés por el medio ambiente, los migrantes que, ante los ojos de las autoridades competentes, simplemente no cuentan y el inusitado protagonismo que han adquirido las Fuerzas Armadas, entre otros, son los temas que se abordan y desmenuzan en las páginas de Balance temprano.

Para nada hay opiniones apresuradas. Hay argumentos para el debate a raíz de un balance puntual.

 

CAJA NEGRA

En el marco del segundo informe de gobierno de Jorge Zermeño, alcalde de Torreón, unos jóvenes se organizaron, compraron material, un porcentaje con donaciones de algunos empresarios, e hicieron la mezcla para tapar los baches de colonias populares, labor que continuará en otros puntos de esa ciudad de La Laguna porque, señalaron, el municipio ha destinado esos recursos a zonas residenciales. Aquí y en China, eso se llama discriminación. También se llama así en España, donde Zermeño fue embajador. Parafraseando a Pasolini, esos jóvenes actuaron antes de decidir.

 

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