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Fuga razonada

Federico Reyes Heroles

Federico Reyes Heroles

Sextante

Para tener alegría, uno debe compartirla.

Lord Byron

 

La dinámica recuerda los dramas griegos: conocemos el probable desenlace y no hay cómo evitarlo. La desesperación asalta. Todo el enjambre de la vida pública tiene un gran objetivo: el bien ser de las personas. Pero hoy es día de fuga razonada, bienvenidos.

Del gran José Pepe Gordon el año pasado recomendamos El inconcebible universo, sueños de unidad. Apasionante. De nuevo el querido Pepe nos sorprende con una maravillosa entrega: Gato encerrado (Sexto Piso). ¡Guau!, el “gato encerrado” es un misterio y nosotros estamos dentro de una caja que nos impide ver el mundo a cabalidad. Viaje cósmico, bellísima edición llena de sorpresas. Maravilloso diseño, el libro en todo su potencial del siglo XXI. Para sus nietos, si no tiene, para sus hijos o sobrinos o quien se le ocurra. Creo que los adultos lo gozamos más.

Ya que andamos en esos temas de la descendencia o no descendencia, allí están las encrucijadas sobre la paternidad de Renato Cisneros y su Natalia, Algún día te mostraré el desierto (Alfaguara). El peruano nos arroja a la complejidad del artificio (¡cómo nos complicamos la vida!) y la simplicidad que se impone. Prosa eficiente y limpia. Y si de obsesiones se trata, a veces gozosas, simpáticas o patéticas, de todo, Juan José Millás entregó La vida a ratos (Alfaguara), un mapa íntimo de gozos y sufrimientos con la elaboración intelectual correspondiente. Si es usted amante de la música, de la filosofía y del cruce de ambas disciplinas, le recomiendo la joya Necesidad de música, de George Steiner. El brillante filósofo regó a lo largo de su vida ensayos, apreciaciones y reseñas de conciertos. La editorial Grano de Sal tuvo el acierto de hacer la compilación con un excelente prólogo de Rafael Vargas Escalante. La única historia, de la lúcida y pulcra pluma de Julián Barnes (Anagrama), el dilema es uno y muy claro: “Amar más y sufrir más o amar menos y sufrir menos”. Otra esplendida entrega. Para la recreación de la líbido el cierre de Amores adúlteros de Beatriz Rivas y Federico Traeger. Imaginación, erotismo, palabras precisas e imágenes, (Alfaguara). ¿Quiere usted viajar a 1941 con Alfonso Reyes, (y su chofer-acompañante) desde la ciudad de México hasta Berkeley en un auto que no da muchas garantías, (lujoso Buick, 1939)? Entonces trépese con don Alfonso y enfrente las vicisitudes del viaje, con todo y ceremonia universitaria. Deliciosa edición con ilustraciones de Armando Fonseca, Berkeleyana, (Universidad Autónoma de Nuevo León). Algo más complejo, Ray Loriga, Rendición, un estrujante relato-novela-ficción del desgarramiento familiar producto de la guerra y el arribo a una ciudad transparente que recuerda a Orwell. (Alfaguara). Tres experimentos literarios para conocer el entorno, para aprender a apreciarlo y regresar la mirada a nosotros, En un metro de bosque y Las canciones de los árboles, del biólogo estadunidense David George Haskell. El hoy laureado autor comenzó en un microcosmos y en su segunda entrega nos invita a dialogar con los árboles. Una aventura. En la misma línea, Verdolatría, de Santiago Beruete, una búsqueda intensa de verdades de la condición humana que están en la naturaleza, (los tres en Turner Noema).

Si por el contrario usted quiere meterse en las putrefactas cloacas del periodismo mexicano de hace medio siglo, allí está El vendedor de silencio de la espléndida pluma de Enrique Serna (Alfaguara). Por cierto, habría que preguntarse, como lo hizo Jorge Zepeda Patterson en El País: ¿Hasta dónde hemos superado esas taras? El espacio se acaba. Los niños perdidos de Valeria Luiselli, conmovedor, (Sexto Piso). Tiempos recios, de Vargas Llosa, una apasionante lección de historia latinoamericana. El cielo es azul, la tierra blanca, de Hiromi Kawakami, la sencillez estética nipona, la soledad y la búsqueda, bellísima. Música: Requiem for my friend de Zbigniew Preisner, estremecedora.

¡FELICIDADES!

 

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