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Roma

Fabiola Guarneros Saavedra

Fabiola Guarneros Saavedra

Mensaje directo

Más allá de la intimidad de Alfonso Cuarón y del éxito de Yalitza Aparicio (quien ha cautivado a muchos y despertado la mezquindad de otros), Roma es un espejo de la realidad mexicana; plantea situaciones que reconocemos como familiares, que nos hacen recordar un episodio en casa, una conversación o discusión con la pareja; retrata las carencias y limitaciones que tenemos como sociedad, y nos recuerda los pendientes que aún tenemos en comunidades pobres de nuestro país.

Quienes hacen y premian historias de cine ya han dado su veredicto sobre Roma (falta uno más, que conoceremos el próximo domingo durante la entrega del Oscar), por eso no me detendré a reseñar los premios obtenidos, las nominaciones ni mucho menos hablaré del desempeño y trayectoria de los actores, tampoco discutiré sobre el guion o la fotografía. Quiero compartirles la cinta que yo vi, en la que tampoco importa el formato, si fue en la pantalla de una tablet o en una sala de cine.

Roma es un homenaje a muchas mujeres mexicanas: a las trabajadoras domésticas, a las madres solteras, a las divorciadas, a las jefas de familia (tres de cada 10 hogares en México está bajo el mando y cuidado de una mujer). Pero también es un espejo de los hombres ausentes, de los omisos, de los que huyen de sus responsabilidades, de los que se van. La cinta de Cuarón retrata, además, a una sociedad en la que persisten las brechas sociales, la discriminación, la lucha de clases y la falta de oportunidades para las poblaciones marginadas.

¿Por qué considero que en Roma vemos situaciones que nos pueden parecer muy familiares? Porque en Cleo y Sofía reconocemos la valentía de muchas mujeres que toman las riendas de su hogar, de su familia, crecen a sus hijos, salen adelante de los apuros económicos, educan, trabajan y resuelven sus situaciones emocionales y sentimentales en privado.

La historia podría ser la de cualquier familia mexicana donde el hombre se va y no regresa. Escena que en la realidad es tolerada, aceptada y vista como normal. ¿Cuántos señores fueron por los cigarros y ya no regresaron? (Espero se haya entendido la metáfora que es muy popular). La frustración, el miedo y el enojo que sintieron Cleo, Sofía y el propio Cuarón de niño no son sentimientos exclusivos, en diversos momentos y por otros motivos los hemos sentido y con la misma intensidad cuando hay una ruptura, un abandono, una pérdida.

Quizá Roma, para el mismo Cuarón, fue una especie de limpia, de sanación, para cerrar y entender un episodio familiar doloroso: el divorcio. A Cleo también la abandona el novio que no quiere hacerse responsable del hijo que viene en camino. ¿Dónde hemos visto o escuchado una situación parecida?

Roma es el espejo de una sociedad que discrimina, que marca sus diferencias, que hace evidente la brecha social. Cleo no forma parte de la familia, a pesar de salvarles la vida o de consolarlos en sus tristezas o frustraciones, ella es sólo la empleada. Pero el rechazo, no sólo está entre ricos y pobres, sino entre personas del mismo estrato social, porque aquí las diferencias se marcan si eres de pueblo o ciudad, de barrio o colonia, de Polanco o Neza, el código postal pesa. Por eso Fermín (su novio y, también, padre de su hijo), que vive en una ciudad perdida de Nezahualcóyotl, la corre y la trata de manera despectiva.

Y ese trato discriminatorio, racista, presente en nuestra sociedad, nos recuerda que tenemos que avanzar en el respeto y en la inclusión. Nos obliga a no cerrar los ojos ante la injusticia social, ante la pobreza y abandono de muchas comunidades rurales e indígenas.

En el terreno de las emociones, hay escenas que conectan: cuando la madre reúne a sus hijos en la playa para decirles que su padre no regresará; cuando en una manifestación de frustración, Sofía choca y raya el Ford Galaxie, porque le recuerda a Antonio (quin la dejó por otra mujer); cuando Cleo da a luz y le dicen que murió su bebé y cuando al salir del mar reconoce que  “no quería que naciera”…

Roma refleja a las familias mexicanas.  Y, hoy, lamentablemente, el triunfo de Roma, de Cuarón y de Yalitza refleja el racismo, la envidia y mezquindad de algunos mexicanos.

Suerte en la ceremonia de premiación del Oscar, porque la presencia de esos talentosos mexicanos que lograron 10 nominaciones también será un mensaje contra el racismo de Donald Trump.

                Twitter: @Fabiguarneros

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