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Sugerencias al doctor Graue

Clara Scherer

Clara Scherer

Al fin, la UNAM está actuando a favor de la igualdad. Y ante esa novedad, es imprescindible señalar las alternativas que, desde muchos espacios y con la experiencia a cuestas, las mujeres intentamos operar sin contar con el aval de la rectoría. Experiencias que, ante la violencia en contra de las mujeres, han probado alguna, mínima efectividad. Y fue mínima, no porque carezcan de fundamento, sino porque se realizaron con presupuestos exiguos y sin apoyo de la voluntad política. Hoy confiamos en que contamos con esa voluntad y esperamos que, por eso mismo, haya presupuesto suficiente.

La promesa de incluir en todas las carreras materias con perspectiva de género es una urgencia. Más, en las facultades de Derecho, Psicología, Medicina y Trabajo Social, que son formadoras de los futuros profesionales involucrados directamente en la atención a la violencia de género.

No todo se puede hacer en un momento. Es necesario priorizar de acuerdo con la situación nacional. En la facultad de Derecho, la inclusión de materias en derecho civil y penal con perspectiva de género debe ser con carácter de obligatorias para alumnas y alumnos y en los semestres finales, ya que quienes egresarán en poco tiempo, se incorporarán a la vida laboral como ministerios públicos, defensores legales de mujeres, o litigantes en contra de abusos (que también cometen las mujeres). Muchas veces se ha incluido en el primer semestre y como optativa, lo que no ha servido para avanzar.

En la Facultad de Psicología desde hace tiempo, hay muy importantes acciones a favor de la igualdad de género. Necesarias muchas más. Para que la práctica profesional sea adecuada, apremia que en la currícula sobre desarrollo de los seres humanos se incorpore dicha perspectiva y se estudie la bibliografía escrita por mujeres que han generado avances significativos al conocimiento de las diferencias entre las personas, así como de las que han estudiado los impactos que la desigualdad tiene entre los géneros. Todos los campos de conocimiento deben ser revisados y fortalecidos con la perspectiva de género, enfatizando iniciar con los últimos semestres, pues serán quienes se integren pronto a la práctica profesional.

En la Facultad de Medicina y en la de Enfermería hay que hacer una gran reforma. Ha quedado claro que “el hombre no es la medida de todas las cosas”. Hay, según dice María Teresa Ruiz Cantero, más de 700 enfermedades en las que, por ceñirse a la norma masculina, hay retraso en el diagnóstico para las mujeres. En temas relacionados con la violencia de género y la salud, desde la depresión hasta el alcoholismo se ven distintos si le suceden a una mujer o a un hombre. Pero más allá, atendiendo a lo prioritario, la Norma Oficial Mexicana 046-SSA2-2005 Violencia familiar, sexual y contra las mujeres y los criterios para la prevención y atención, deberá ser asignatura de análisis profundo y compromiso ético de las y los alumnos.

En todos los colegios y facultades se debe incorporar una materia obligatoria desde el primer semestre sobre igualdad de género y no violencia. Según investigaciones, es en este primer semestre donde más agresiones hay en contra de ellas, por lo que muchas desertan.

Una exigencia impostergable, cursos y seminarios a maestras y maestros. Las resistencias de las y los catedráticos son muchas y están muy solidificadas, pero abriendo caminos al diálogo y estableciendo sanciones específicas y concretas, avanzaremos para construir una universidad que promueva desde adentro y desde abajo, la dignidad de todas las personas.

Cambiar las prácticas cotidianas para que enfaticen la educación del cuidado, del vínculo emocional que nos liga al mundo y a la(s) otra(s) persona(s), central en la construcción de una ciudadanía a la altura del siglo XXI. Es decir, cuidar las relaciones de cooperación y buscar sinergias entre distintos agentes sociales. 

Importa que la perspectiva de género esté presente en el desarrollo de la docencia, la investigación y la gestión para que el quehacer de la Universidad Nacional esté libre de sesgos de género. Esfuerzo a favor de la paz, desde el diálogo y el reconocimiento recíproco. Muestra fehaciente de la búsqueda de la dignidad y la justicia.

 

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