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“Sé una dama y sé independiente”

Clara Scherer

Clara Scherer

Ese consejo le dio su madre a Ruth Bader Ginsburg, mujer y abogada estadunidense talentosa, recién fallecida. Con “ser una dama”, le decía que no se dejara dominar por emociones inútiles, ¿cuáles serán esas? Con “sé independiente”, que por más azul que fuera el príncipe que cruzara en su camino, jamás renunciara a su autonomía. Cumplió cabalmente con ambas y, además, construyó un matrimonio igualitario, envidiable. Se topó con un hombre cabal, no con uno de esos príncipes ¡que se tornan sapos a la primera de cambio!

“La frontera de género no busca mantener a la mujer en un pedestal, sino en una jaula”, una de sus frases para clarificar la situación de las mujeres en Estados Unidos, pronunciada quizás en los años 80 y que, sigue vigente, mucho más en la lamentable era Trump. Según El País: “Estados Unidos, donde nacer mujer multiplica las probabilidades de vivir en la pobreza. La explicación radica en dos factores peculiarmente estadunidenses: el acceso a los anticonceptivos y al aborto, amenazados en la actualidad por las políticas de Donald Trump, y la ausencia de la baja por maternidad remunerada”.

También dijo que estaba consciente que parte de su labor en el Tribunal Supremo era educar a los hombres, quienes estaban convencidos de su muy retorcida verdad “ser superiores a cualquier mujer”. ¡De pena ajena!

“Argüenderas y revoltosas” colectiva de chicas estudiantes de sociología de la FES Acatlán, UNAM, ha saltado a la fama por sus reclamos ante el acoso y el hostigamiento sexual que se vive cotidianamente en las instituciones (de cualquier índole) de este país, 2020, y desde mucho antes de los años 70, cuando entramos a las aulas una gran cantidad de mexicanas. A pesar de miles de reclamos y denuncias, poco se ha avanzado.

Grave, muy grave que esté en prisión Tania, de la colectiva, y que los hombres agresores, porros en lenguaje coloquial, gocen de total impunidad. Parece que el delito es ser mujer y defenderse, intentar salir de esa jaula de la que hablaba Ruth. Las versiones sobre los hechos acaecidos en abril de este pandémico año, son contradictorias, pero queda claro que Tania no fue la única en estar ahí, ni fue la que llegó tirando balazos y amenazando, golpeando y maltratando a las chicas de la colectiva.

Importa recordar que fue gracias al #Meetoo que las estudiantes se animaron a denunciar y las autoridades corrieron a corregir protocolos o establecer coordinaciones para atender tan grave problemática. No que antes no hubiera, sino que no había manera de alzar la voz, ya que las denuncias se desechaban después de un tortuoso proceso. Pero aun con nuevas estrategias, denunciar sigue siendo complejo. Los maestros son mayoría, están atrincherados, se niegan a ver la realidad en todas las instituciones de educación superior. 

Entonces, hay que educar hombres, como la misma Ruth Bader Ginsburg lo hizo con sus compañeros jueces del Supremo Tribunal. Debía actuar cual si fuera maestra de párvulos, para hacerles ver lo evidente, mujeres y hombres tenemos los mismos derechos, aunque hay que considerar que los desgraciadamente famosos porros podrían calificar anticipadamente como “irrecuperables” para la humanidad. Quizás, con los maestros universitarios el trabajo sea arduo, pero posiblemente con mejores resultados. ¡Ánimo, coordinadoras de este esfuerzo!

Tania eligió una ruta de acción. No seguir en la queja y la denuncia que a ningún lugar han llevado. Su acción, crear una colectiva para informar, apoyar y denunciar el acoso sexual. Decidieron tomar un cubículo y desde ahí, reclamar y atender las graves consecuencias de las violencias machistas. Eso quizás lo reprobaría Ruth, pues no es de damas andar invadiendo cubículos. Pero quizás, si Ruth viviera en México y estudiara en la FES Acatlán, hubiera secundado a Tania. A saber.

Esta terrible experiencia, ojalá y le confirme a Tania la necesidad de continuar con sus estudios, de seguir persiguiendo la igualdad de derechos a través de nuevos y más exitosos caminos y a no renunciar nunca a su independencia. Ser una dama y ser independiente, sabiduría que habría que contextualizar. Como decía Ruth Bader, “Yo disiento” de la condena a esta joven mujer.

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