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Los cuentos de mamá Gansa

Clara Scherer

Clara Scherer

 

A veces, es recomendable escuchar las voces del pasado para reflexionar. Y nada mejor que las narraciones de quienes trascienden siglos, como sucede con los cuentos de Charles Perrault, hoy Patrimonio de la Humanidad. Pero dándoles sentido actual.

Barba azul. La curiosidad, calificada como “instinto
natural”, comportamiento de animales y de seres humanos, según el cuento es fatal para las mujeres. ¿Quizás
por ese “instinto natural”, Elvia Carrillo participó en la Rebelión de Valladolid? El señor recomienda: “Para que haya paz en casa, ya sabéis cuál es el medio: no ser curiosas”. ¿Valdrá la sentencia para las que han muerto por ataques feminicidas?

Caperucita roja. Mujeres, niñas y adolescentes, dice este señor que “mucho miedo, mucho, al lobo le tengan, que a veces es joven de buena presencia, de palabras dulces,
de grandes promesas, tan pronto olvidadas como fueron hechas”. Hermila Galindo no hizo caso. Fue reyista, maderista y constitucionalista. Y por miedo, comienza la violencia conyugal, en el noviazgo y, a veces, la trata de mujeres. Mejor aprendan a defenderse, es
su derecho.

El gato con botas. “El gato fue todo un gran señor y corrió tras los ratones por pura diversión. Ya veis cómo el ingenio y la industria valen más que todas las herencias. Aquel gato era un gran filósofo”. ¡Qué poco vale la filosofía! Ensalzar la crueldad y confundirla con diversión banaliza la violencia que vivimos. Y la que vivió Juana Belén Gutiérrez de Mendoza por publicar sus ideas, perseguida por varios de esos bichos.

La bella durmiente. “Cosa por demás sabida es que el esperar no agrada, pero el que más se apresura no es el que más trecho avanza, que para hacer ciertas cosas se requiere tiempo y calma”. Pero no para esperar a que llegue el príncipe azul, que, como la realidad nos ha enseñado, se puede convertir en sapo horroroso y de los más mortíferos. Dolores Correa, quien defendió los derechos sexuales de las mujeres desde 1884, no vio la meta. Aunque hemos avanzado ¡aún nos falta un buen trecho!

La cenicienta. “Para ganar voluntades, para abrirse corazones, más que trajes y tocados sirve un alma pura y noble”. Pero como nadie lo ha probado, el alma a saber si existe. Lo que los políticos sí han demostrado es que es más fácil la compra de votos “para ganar voluntades”.

Las hadas. “Con diamantes y dinero mucho se obtiene en verdad, pero con dulces palabras aún se obtiene mucho más”. ¡Uy, las dulces mujeres frente a cobardes y furiosos que, además, se enriquecen a costa de ellas! Basta recordar a doña Josefa: “Tantos soldados para custodiar a una pobre mujer”. No consiguió su libertad.

Pellejo de asno. “Seamos firmes en la lucha, nunca jamás desmayemos, que lo que niegue la tierra lo hallaremos en el cielo”. A estas alturas de la historia, la mayoría preferimos vivir bien en esta tierra. Y por ello, Belén Robles, “la camarada Belén”, se asumió como varón y luchó en la Revolución. Dicen que “tenía una serenidad y un valor a toda prueba y más historia y vergüenza que muchos hombres”. 

Pulgarcito. “La miseria no os abata ni os amilanen las penas, que los días buenos vienen tras los días de tristeza”. Promesas, promesas y más promesas. No hay que esperar, mejor trabajar. Así, por ejemplo, Florinda Lazos, que demandó salario igual a trabajo igual, desde ¡1919! Y seguimos en eso.

Roquete el del copete. “La hermosura vale mucho, mas no tanto como el ingenio; el encanto más precioso y que más dura”. ¿Será? Para elegir entre Antonieta Rivas Mercado y Vasconcelos sólo hay que recordar al “ángel de la independencia”.

Griselda. “En el curso de la vida, la virtud y la paciencia sufren embates terribles que las sujetan a prueba”. Y casi siempre, ¡salen reprobadas! Más de 50 años para poder votar; más de 70 años para tener igualdad política. Y a saber la cantidad de las trampas que, seguro, nos aguardan.

Los deseos ridículos. “Sólo es dichoso el hombre que con poco se contenta, a su suerte se acomoda y delirios no alimenta”. O sea, el conformismo como filosofía de vida. Los delirios nos han llevado a la paridad total. Diputadas, después de tantos cuentos, ustedes tienen el deber de estar muy firmes en ¡la defensa de todos nuestros derechos!

 

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