Logo de Excélsior                                                        

La libertad y las mujeres

Clara Scherer

Clara Scherer

 

Cuando en días pasados el Presidente afirmó que “lo más importante es la libertad”, seguro no pensaba en las mexicanas. No es un descubrimiento, es sólo una constatación más de eso que ya se ha señalado: no entiende ni le importa la situación de las mexicanas. Su deseo es regresarlas a su posición subordinada y para desgracia nuestra, el covid-19 ha caído, efectivamente, “como anillo al dedo”.

Enumerar las tareas que hoy deben cumplir las madres entre cuatro paredes y con tapabocas, sólo aumenta la desesperación. ¿Libertad? Ni por dónde empezar. Distintas pensadoras han hablado sobre el tema y algunos apuntes pueden quizás, alentar el deseo y el amor a la vida, a pesar de vivir en esta situación tan compleja.

Libertad: “Es poder escoger vivir o no en la tierra donde hemos nacido y hablar y crecer en la lengua que pensamos. Es poder vivir lo propio de nuestras culturas, sin que ello sea un límite para cambiarlas si es preciso. Es construirnos a nosotras mismas sin que nadie nos diga qué podemos o no podemos ser o sentir. Es conocer nuestra historia, la de verdad, y no la que nos han contado para que no podamos imaginar otras opciones que las que nos presentan como posibles. La libertad de las mujeres o es de todas y para todas o no es. Y en ningún caso esta libertad puede ser tampoco a costa del mundo”. (Marina Laguarda)

En la historia de las mujeres, el sufragio femenino en el siglo XIX asociaba la exigencia de libertad para las mujeres a una “incómoda, pero, en última instancia, exitosa combinación de igualdad de derechos y supuestas contribuciones especiales, en general asociadas a los roles asignados socialmente a las mujeres”. Es decir, mientras reclamaban el voto, hacían promesas de no salirse del férreo corsé impuesto a su libertad. Esta noción, para la brillante Simone de Beauvoir, está vinculada con el poder hacer. Y las mujeres, en tanto no decidan por ellas mismas qué quieren y cómo hacerlo, no serán libres.

Las teóricas han seguido reflexionando y a las palabras geniales de la filósofa francesa, “no se nace mujer, se llega a serlo”, Judith Butler le ha puesto contexto, condicionamientos culturales muy diversos, según quien hable. No es lo mismo ser mujer zapoteca de este siglo XXI, o jovencita del siglo XIX nacida en el barrio de Chimalistac, o graduada lesbiana de Ingeniería Mecatrónica del IPN. Para cada una de ellas, su ser mujer y su libertad significará diferentes procesos y muy diversas soluciones.

En la práctica, las libertades de las mexicanas están bajo franca amenaza. Si reclaman por las hijas e hijos desaparecidos ni las escuchan; si por los feminicidios, se les minimiza; si marchan por las calles, se las encapsula y se les tacha de “vándalas”. Mientras que, por otros rumbos, toman vías de ferrocarril por semanas o meses, los asaltan y la autoridad no hace ni dice nada. A ellas las despiden de su trabajo en medio de la pandemia y sin consideración alguna por sus derechos, como en el caso de Beatriz Barros, extrabajadora de la CNDH.

Como dice Atziri Ávila: “hemos llegado al deadline en el que, como sociedad civil, comunicadoras y periodistas, como arquitectas del cambio, es irrenunciable denunciar y exigir el respeto a la libertad de expresión, al derecho de las mujeres a una vida libre de violencia y a esta manera de estar y transgredir en el mundo”.

(https://www.animalpolitico.com/blog-invitado/libertad-expresion-derecho-...)

La CEPAL ha declarado, desde hace años, que “la igualdad de género es el camino hacia la libertad y la democracia”. Mientras el Presidente afirma ser “humanista”, Olga Sánchez dice: “El machismo mata, destruye las vidas de las mujeres y limita el desarrollo de nuestro país”. “La Cuarta transformación es feminista”. ¿Será por eso que no hay presupuesto y se han desmantelado los programas que incidían en las desigualdades de género?

No olvidemos una parte muy importante de este contexto nacional: once mujeres son asesinadas cada día. Su casa no es refugio, la calle, tampoco y sus familiares y amigos pueden ser la ocasión para que a ellas les arranquen la vida. Ser mujer mexicana en este siglo XXI es peligroso. ¿Libertad combinará con mujeres?

 

Comparte en Redes Sociales