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¡Interesantísimo!

Clara Scherer

Clara Scherer

Escuchar a una experta decir que más que misoginia, sexismo o cualquier otra palabra, lo que ahora se observa claramente por lo sucedido en Afganistán, es que los derechos de las mujeres se han convertido en indicador de civilidad. En el mundo se han alzado muchas voces en defensa de mujeres y niñas.

Aquí, no sorprende que haya un acuerdo casi total en torno a que las escuelas son un refugio para las y los niños: “millones de niños de todo el mundo encuentran a diario en la escuela un lugar seguro donde refugiarse de la pobreza, de las agresiones, de los abusos y de la violencia, especialmente de puertas para dentro de sus propias casas”. 

https://www.heraldo.es/noticias/aragon/

En voz del subsecretario Encinas: “Entre marzo y junio de 2021 se registraron máximos históricos en violencia familiar. Las niñas, niños y adolescentes sufren de violencia sicológica, sexual, física, económica y de abandono o negligencia al interior de sus hogares. Durante la pandemia se registraron 273 mil 661 nacimientos de bebés de madres adolescentes; 4 mil 401 homicidios de menores entre 2018 y 2020; y el suicidio aumentó 12% en este grupo de edad”. Demoledor.

 

La propuesta de regreso a clases es urgente, pero igualmente urgente debiera ser tomar medidas para que esa dolorosa realidad se transforme. Partir desde la reflexión social sobre los papeles de las madres y los padres, sobre la responsabilidad del cuidado y desarrollo infantil. Por ello, la promoción y apoyo a la creación de un sistema de cuidados, ya que, evidentemente, no estamos cumpliendo con salvaguardar los derechos de las infancias.

La experiencia en el trabajo con adolescentes muestra que muchos y muchas profesionales no tienen las herramientas indispensables para, siquiera, escucharles. No hay nada en la preparación docente que les haga saber cómo apoyar a niñas abusadas en sus casas, niños agresivos y violentos, adolescentes carentes de apoyo familiar. Además, el tema de legalidad. Nadie quiere verse involucrado en carpetas de investigación, ni siquiera como posible referencia.

La misma ley impide a las personas menores de 18 años presentar denuncia si no van acompañados por padre, madre o tutor, cuando, en muchos casos, ellos son los violentadores. Ni siquiera, pueden presentar testimonio escrito, pues debe ir firmado por esos mismos “guardianes” de la o el menor.

 

Volvamos a Afganistán. “Civilidad: capacidad de llevar la cortesía, el respeto y el orden a toda la sociedad en su conjunto y crear un clima propicio para la convivencia y la participación”. (RAE) La “sociedad en su conjunto” incluye, obvio, a niñas, niños, adolescentes y mujeres. Por los datos señalados, México está lejos de obtener calificación aprobatoria en “civilidad”, y menos, si el Presidente se resguarda en “un muro”, transformado en memorial por las víctimas de feminicidio, violación, etc., para “ni verlas ni escucharlas”.

Shamsia Hassani, artista afgana, acaba de terminar su más reciente serie de imágenes y la tituló Muerte a las tinieblas. Sus mujeres no tienen boca, por lo que pone un instrumento musical en sus manos. Tienen los ojos cerrados porque “por lo general, no tienen nada bueno que ver a su alrededor ... y a veces no pueden ver su futuro. Y por eso tienen los ojos cerrados, pero eso no significa que no puedan ver”.

México: “La colectiva Bordamos Feminicidios se autoorganiza desde hace más de seis años para recordar a las mujeres asesinadas, a través del bordado de sus historias”. Otras, Las Siempre Vivas : “Nos han obligado a vivir sin sus rostros, sin sus nombres y sin dejarnos saber quiénes eran. Ellas, sus cuerpas y sus vidas no caben en los datos”. Persiguen detener el tiempo y honrar las memorias de las asesinadas. Senadoras/es, diputadas/os, urge el Sistema Nacional de Cuidados con presupuesto.

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