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El overol más famoso de Tabasco

Clara Scherer

Clara Scherer

En la década de los años 70 en México, ponerse overol era sinónimo de ser gabacho. El pantalón de mezclilla se usaba sólo en fábricas o en el campo. En esos años, en la Asamblea Nacional francesa negaron la entrada a las diputadas Denise Cacheux y Michèle Alliot-Marie por usar pantalones. St. Laurent: “La libertad y la igualdad no se compran con un pedazo de tela”. Son una actitud de dignidad y respeto hacia un@ mism@ y hacia todas las personas.

Que las mujeres usaran pantalón fue un escándalo: grupos religiosos temían que se tornaran “seres salvajes”. Dejarían de ser tranquilas, modestas; nadie querría casarse con ellas y la familia peligraría.

El bloomer era lo más “radical” y muchos médicos argumentaron que afectaría su fertilidad. Escribieron “páginas inolvidables” sobre el caos social y moral que causarían. La guerra pronto demostró la falsedad de esas fake news.

Un músico tabasqueño, nacido en la Ciudad de México, estaba una tarde en la Gran Manzana, en Nueva York, enfundado en un overol y cantando en español música tropical con rasgos de rock. Era Francisco José Hernández Mandujano, Chico Che, quien decía que un personaje siempre debía ser emblemático. “Este es mi vestuario: overol, pelo largo y lentes gruesos”. Desafió prejuicios. Sus inicios estuvieron colmados de adversidades. Hombre tenaz y terco, autoritario y de carácter. Eso le permitió resistir, brincar cegueras, conocer México y salir al mundo.

Para cada presentación, tenía bien ensayada su estrategia: Baile, goce y diviértase en la pista del club Sonorama con la presencia del ídolo de Tabasco: Chico Che y La crisis. Así se inició como músico. Uno de sus hijos recuerda: “Me impresionaba cómo a un movimiento de él, la gente respondía con euforia”. Otro: “Más bien, fue un músico con un estilo auténtico, único y variado. Supo comunicarse con la audiencia. Logra la comunión para que el pueblo y los humildes, le adopten como su hijo”. Cuando triunfa, Chico Che “ya tenía ganada toda una fanaticada”.

El hombre del overol nunca quiso usar guardaespaldas. Le agradaba el roce ciudadano. De su inspiración: “Mamita a mí me dijo no juegues con las nenas. Porque pierdes tu tiempo y no vale la pena. Por eso yo he pensado que en esta Nochebuena, los nenes con los nenes, las nenas con las nenas”. Rotundo éxito en 1978. Pero los tiempos, afortunadamente, cambian.

Sin embargo, los prejuicios siguen paseando tan campantes por todo el planeta. Hace dos años surgió una protesta de hombres europeos (conductores de autobús, empleados, alumnos) por no poder usar pantalón corto, a pesar de la ola de calor. Protestaron poniéndose faldas. Las empresas cedieron. Sí al pantalón corto. (¿Miedo a que las faldas evaporaran la masculinidad?) Y permitieron que los usaran de tres cuartos color negro, azul marino o beige. “Aunque la minifalda sigue rondando la moda y quizá algún día dejará de columpiarse en los prejuicios”. https://www.nytimes.com/es/2017/06/29/lo-que-nos-ha-ensenado-la-gran-reb...

Dos mujeres que usan, como casi todas, pantalón o falda según les acomode, han sido reconocidas. Una, Karen Uhlenbeck con el Premio Abel “por sus revolucionarias investigaciones en la intersección de las matemáticas con el mundo de la física”. Cuando buscó trabajo hace medio siglo le dijeron, “nadie contrata a chicas matemáticas, porque deben estar en casa y tener bebés”. Firme defensora de la igualdad de género.

La otra, Siri Hustvedt, galardonada con el Premio Princesa de Asturias de las Letras 2019, por su obra basada en el feminismo, el arte y la ciencia. “Necesitamos el feminismo porque la historia no ha terminado. Y porque es una forma muy profunda de humanismo. Es un modo de afrontar la liberación de las restricciones impuestas por el género”. “¿Por qué resulta tan difícil la autoridad intelectual y creativa de las artistas y escritoras? Respuesta de Einstein: “es más fácil desintegrar un átomo, que un prejuicio”.

Aquí, 2019, el secretario de Educación, Moctezuma Barragán, dice que el uniforme neutro es sólo para las niñas. Chico Che: “Que culpa tiene la estaca. Si el sapo salta y se ensarta. Si el sapo salta y se ensarta. La culpa no es de la estaca”.

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