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Desde los prejuicios

Clara Scherer

Clara Scherer

El País publicó un artículo que recuerda una crítica a Susan Sontag: “The Washington Post de 1967: “Ninguna mujer tan atractiva tiene derecho a tanto cerebro”. Concluye el texto de Berta Gómez: “(Debe ser) agotador que tu mente explique y calibre la realidad de una forma extraordinaria y además, tener que demostrarlo a diario”.

Dos mujeres que, quizás tengan que demostrar a diario su inteligencia, dictan nuevas políticas. Una, Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Económica Europea. Ganó con una agenda ecologista, feminista y de refundación democrática. Por supuesto, cree en las instituciones a las que fortalecerá corrigiendo faltas, errores, desviaciones. Blindará la reducción de emisiones de carbono e invertirá de manera sostenible. Se normará en los países de la UE el salario mínimo, la transparencia salarial y sobre las implicaciones de la inteligencia artificial. Su equipo será paritario y la violencia contra las mujeres, incluida en la lista de delitos penales. Como ministra de Familia, introdujo la Ley de Fomento Infantil que destinó 4.3 mil millones de euros a la creación de nuevas estructuras para el cuidado de los niños. Aun así, ¿tendrá que demostrar a diario su inteligencia?

La otra, Jacinda Ardern, primera ministra de Nueva Zelanda desde 2017, hija de un policía y de una empleada de un comedor escolar, ha aumentado el salario mínimo, alargado el permiso paternal remunerado de 18 a 22 semanas y a 26 semanas para julio de 2020. Incrementó la cuota anual de refugiados. Este año presentó el primer “presupuesto del bienestar”. Pretende cambiar el enfoque basado en costo-beneficio a uno “centrado en áreas en las que el país tiene “grandes oportunidades para mejorar el bienestar”. Los gastos nuevos deben promover una de las 5 prioridades: mejorar la salud mental, reducir la pobreza infantil, abordar las desigualdades de los maoríes, prosperar en la era digital y transitar a una economía medioambiental sostenible y baja en emisiones. Está trabajando para lograr producir el 100% de la electricidad que se consume mediante energía renovable en 2035.

Sus propuestas, respaldadas con presupuesto: 878 millones de euros al cuidado de la salud mental y disminución de adicciones; 580 millones para reducir la pobreza infantil y 185 millones para atender la violencia sexual y familiar. El gobierno publicó un documento en el que fijaba los criterios para valorar el bienestar, considerando la identidad cultural, el medio ambiente, la vivienda, los vínculos sociales. Su intención: nombrar explícitamente el bienestar como la prioridad del gasto público.

Para cuidado de los niños, se aprobaron normas para que los padres de recién nacid@s reciban $60 dólares neozelandeses semanales durante el primer año de vida y algunas familias podrán beneficiarse hasta que sus hij@s cumplan tres años.

En salud mental se atenderá el suicidio, particularmente de jóvenes. Fenómeno vinculado a la pobreza infantil, los elevados índices de embarazo adolescente y a familias en las que no trabaja ninguno de los padres. Hay 15.6 suicidios por cada 100,000 personas; en México, 5.6. Tiene “uno de los peores registros del mundo de acoso escolar”, por una “mezcla tóxica” de altas tasas de violencia familiar, abuso y pobreza infantil. El suicidio es más frecuente en jóvenes maoríes. Hay claridad: el espacio que deja la falta de oportunidades es ocupado por la violencia y el enfrentamiento entre bandas; prevalecen las interpretaciones torcidas de lo que significa ser un hombre, pero, sobre todo, ser un hombre maorí.

Estas dos mujeres saben que la economía del bienestar es generadora de oportunidades funcionales y de capacidades de desarrollo que genera su posesión. Economía siglo XXI. Saben también que la economía moral, basada en cierta ética de la subsistencia en la búsqueda del bienestar colectivo y no en el lucro personal, para la reproducción y el mantenimiento del sistema social, ha sido tradicional en comunidades religiosas. Y no son aptas para sistemas complejos y sociedades densamente pobladas. Las dos confirman que la belleza soporta muy bien su talento, aunque aún tienen que agotarse demostrándolo diariamente. Injusto.

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