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Las estancias infantiles y el efecto Mateo

Cecilia Soto

Cecilia Soto

El mandatario equivoca el blanco de su furia. La exclusión de los jóvenes no inicia con el examen de admisión para la educación media superior o para la universidad. Inicia mucho más temprano: con el acceso o falta de éste a educación preescolar pero, sobre todo, con el acceso a cuidados y estimulación desde las primeras semanas de vida hasta los cinco años.

Cuando el Presidente ataca el programa de estancias infantiles, persiste en la disminución en 50 por ciento de su presupuesto y anuncia que dará el dinero directamente a las madres, defiende que permanezcan y aún se amplíen las diferencias a favor de los privilegiados y en contra de los niños y jóvenes más vulnerables. Quizá el Presidente pueda entender mi argumento si recurro a una cita bíblica del evangelio según  Mateo 13:12, cita que dio origen a lo que se conoce en ciencias sociales como “el efecto Mateo”. Dice así: “Porque a cualquiera que tiene, se le dará, y tendrá más; pero al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado”.

Eso es exactamente lo que ha hecho el Presidente que se precia de justo y cristiano: quitar al que no tiene lo poco que tenía. El efecto Mateo describe un efecto de acumulación de privilegios y de exclusiones que –a falta de intervención del Estado– exacerba las desigualdades.

Hechos son amores y por ello me atrevo a dudar de la genuina voluntad del mandatario para favorecer a los más desvalidos. Creo más bien que su primer objetivo es construir una base social que prolongue el mandato suyo y de su partido lo más posible. Hacer lo que según él debió haber hecho el presidente Madero en cuanto llegó al poder: construir una base social y repartir tierras, menciona López Obrador en el prólogo a uno de los libros de la doctora Beatriz Gutiérrez, para poder enfrentar  a las fuerzas de la reacción.

Cuando el Presidente respalda en el presupuesto el programa de la pensión de adultos mayores cuya homologación costará alrededor de 80 mmdp, hace al mismo tiempo una declaración de prioridades: son más importantes los 9 millones de adultos mayores que los 14 millones de niños de 0 a 6 años. ¡Qué difícil tener que escoger entre dos grupos de población a los que se ha negado justicia!

Ambos grupos de edad merecen apoyo y cuidados por parte del Estado, pero en forma distinta y con diferente grado de importancia. Para el caso que nos ocupa de las estancias infantiles, se ha demostrado que la educación inicial desde las primeras semanas de vida hasta los 4 años que inicia la educación preescolar obligatoria tiene efectos positivos a lo largo de toda la vida. Los nuevos descubrimientos de las neurociencias respecto al funcionamiento del cerebro enfatizan la importancia de estimular el desarrollo cognitivo y emocional de los infantes. Ello se logra de diversas maneras, primero con el amor de los padres o de quienes los sustituyan. Una buena educación inicial enfatizará que haya intercambio positivo con los padres. Segundo, con una educación inicial de calidad que no sólo enfatice el desarrollo cognitivo sino también el del carácter y el de valores positivos; la importancia de terminar ciertas tareas, de realizar trabajo colaborativo, de ser fieles a la verdad y rechazar la mentira, de trabajar con calidad, de prepararse para ciertas tareas, etcétera.

Por ello, dar el dinero a las madres no repara el daño que se hace al reducir en 50 por ciento el presupuesto para las estancias infantiles. Las estancias proveen un ambiente estructurado y especializado que el cuidado en el hogar difícilmente puede igualar. Hay 2 millones de niños cuidados por las abuelas y un millón bajo cuidados de parientes o conocidos. En vez de reducir el programa, hay que ampliarlo hacia ese universo de 3 millones de niños. La propuesta de dar dinero a las madres se parece demasiado a la tarjeta rosa proporcionada en el Estado de México, ¿se quiere parecer el presidente López Obrador a este programa?

Una ventaja extra del programa de estancias infantiles que no tiene el de adultos mayores es el de facilitar que cientos de miles, millones, de mujeres se incorporen al mundo del trabajo o prolonguen sus estudios y con ellos mejore la productividad de la economía y aumente la emancipación de las mujeres. Una solución puede ser la de aumentar recursos al presupuesto de estancias infantiles, o como les quiera llamar el nuevo gobierno, al tiempo que se implementa con fases más lentas el de homologación de la pensión de adultos mayores. Si se quiere, se puede. Nos vemos en Twitter: @ceciliasotog y fb.com/ceciliasotomx

 

Analista política

ceciliasotog@gmail.com

 

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