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Tragedia en Kioto

Carlos Ornelas

Carlos Ornelas

 

 

 Así como me duele la muerte de niños inocentes acaecidos por balas perdidas, los decesos causados por la violencia criminal en México, los fallecimientos y sufrimiento de migrantes, me lastima el alma el trágico asesinato de 33 personas el jueves pasado, en Kioto, Japón.

Al parecer, el incendio que causó un desquiciado –todo indica que no fue producto ni del terrorismo político ni del fanatismo religioso— en el estudio de animación Kyoto Animation Co, o KyoAni, no sólo mató de manera terrible –por asfixia o envenenamiento con monóxido de carbono— a los 33 seres humanos, sino que también dejó una secuela de 40 lesionados, incluyendo al perpetrador.

El pueblo japonés no está acostumbrado a la violencia, muy pocos civiles tienen armas de fuego, no hay paranoia y por eso no existen medidas extremas de vigilancia. Claro, las hay en aeropuertos, estaciones de ferrocarril y edificios públicos, pero es discreta, no molesta a la gente. Por eso el asesino pudo introducir dos tinas con gasolina y consumar su felonía.

También por eso la tragedia de Kioto causó malestar y duelo en el mundo. Uno de los primeros en mandar condolencias a los familiares y condenar el hecho fue el primer ministro Shinzo Abe; también el premier canadiense, Justin Trudeau, el presidente de Taiwán, Tsai Ing-wen, y otros jefes de Estado. Incluso directores de grandes compañías como Apple. No se diga de la gente común que lloró junto con las familias de las víctimas y se solidarizó con su dolor.

KyoAni producía —y es posible que lo seguirá haciendo tras recuperarse del drama— series comerciales, pero también programas que narran experiencias y situaciones de estudiantes de educación secundaria (y media).

La serie Rakisuta, o Estrella de la suerte, es la más popular entre los adolescentes japoneses. Según reseñas que leí, su renombre se debe a que, de manera sencilla, con cartones alegres y de colores vistosos, retrata la existencia
cotidiana de niños y sus familias. Capta sus problemas y emociones, las pone en pequeños dramas, pero más en comedias, donde combina los valores tradicionales de Japón con realidades de la
vida moderna.

Padres de familia y docentes de educación secundaria consideran que ésa y otras series de KyoAni, les apoyan en su tarea de educar en valores como honestidad, empatía con los demás, ética laboral (un asunto crucial en Japón), respeto por los mayores, nunca decir mentiras, ser responsable y pagar sus deudas. Y paz por sobre todas las cosas.

La muerte de artistas y trabajadores de KyoAni también afecta a la cultura y al sistema escolar japonés. El duelo es general. Me solidarizo con las familias de quienes murieron o quedaron lastimados. Las acompaño en su desdicha.

Un abrazo desde Coyoacán.

 
 

RETAZOS

El secretario de Educación Pública, Esteban Moctezuma, designó a Gilberto Guevara Niebla como coordinador de Estrategia Institucional para que lidere la instrumentación del Acuerdo Nacional Educativo. Le deseo éxito en esta encomienda. El desafío es colosal.

 

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